La semana
pasada, mientras comía con mi barcada en un restaurante español, les dije a mis amigos que escribo un
blog en español.
Mi foto del restaurante español «Alba», ubicado en la Calle Tomas Morato, Ciudad Quezón. |
Mis
amigos me miraban como si estuviera loco, pero antes de que pudieran soltar la
risa, yo dije: — Necesito escribir en español para no olvidar cómo se usa la
gramática o la ortografía. Es mucho más complicado escribir que hablar.
Mis
amigos se portaban como chiflados, como si fuera lo más gracioso que hubieran
oído en su vida. Respondió mi
amigo: —Te haces muy kastila y todo
ese rollo.
—¡Ang yabang! Los hispanohablantes aquí son una bola de fanfarrones, agregó mi otro amigo, con una risilla.
¿A
quién le gusta que le digan «mayabang»?
Digo, ni siquiera a los Ayalas ni a otros hispano-filipinos les gusta que les
digan elitista o presumido. El castellano es percibido negativamente por muchos
filipinos, como el lenguaje de los muy ricos o los pretenciosos que quieren
hacerse pasar por personas de la clase alta o de sangre española. Esa gente se llama «Doña Victorina», el nombre
de una personaje en la novela Noli Me
Tangere de José Rizal.
La
siguiente declaración, ya sé que parece que la estoy inventado, pero José Rizal
la escribió en su novela El
Filibusterismo: — el español nunca será lenguaje general en
las Filipinas, y el pueblo nunca lo hablará. Por supuesto es una novela y,
por tanto, ficción, pero tuvo impacto considerable en la sociedad filipina en
la década de 1890.
Hay que
ver esto en contexto, porque por aquel entonces ya existía un creciente
descontento contra el gobierno colonial, que culminó en la revolución filipina
de 1896. Para los ilustrados, el cáncer social que afligía el país era la
frailocracia. La mayoría de los habitantes no hablaban castellano, por
consiguiente, no podían comunicarse con los autoridades coloniales sin la
mediación del eclesiástico, y viceversa. Así, los frailes mantenían su poder en Filipinas por medio
del control estricto del castellano.
Rizal
pensaba que el castellano como el idioma común podría unir a todos los filipinos, y fomentar una relación
más directa con el gobierno español, pero también la adopción del castellano
traería consecuencias no deseadas.
El Filibusterismo - La segunda novela del José Rizal. |
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¿A qué
venís ahora con vuestra enseñanza del castellano, pretensión á que sería ridícula
si no fuese de consecuencias deplorables? Queréis añadir un idioma más á los
cuarenta y tatitos que se hablan en las islas para entenderos cada vez
menos!...
—Al
contrario, repuso Basilio; si el conocimiento del castellano nos puede unir al
gobierno, en cambio puede unir también á todas las islas entre sí!
—¡Error
craso! interrumpió Simoun; os dejáis engañar por grandes palabras y nunca vais
al fondo de las cosas á examinar los efectos en sus últimas manifestaciones. El
español nunca será lenguaje general en el país, el pueblo nunca lo hablará
porque para las concepciones de su cerebro y los sentimientos de su corazón no
tiene frases ese idioma: cada pueblo tiene el suyo, como tiene su manera de
sentir. ¿Qué vais á conseguir con el castellano, los pocos que lo habéis de
hablar? Matar vuestra originalidad, subordinar vuestros pensamientos á otros
cerebros y en vez de haceros libres haceros verdaderamente esclavos! Nueve por
diez de los que os presumís de ilustrados, sois renegados de vuestra patria. El
que de entre vosotros habla ese idioma, descuidado tal manera el suyo que ni lo
escribe ni lo entiende y ¡cuántos he visto yo. que afectan no saber de ello una
sola palabra! Por fortuna tenéis un gobierno imbécil. Mientras la Rusia para
esclavizar á la Polonia le impone el ruso; mientras la Alemania prohíbe el
francés en las provincias conquistadas, vuestro gobierno pugna por conservaros
el vuestro y vosotros en cambio, pueblo maravilloso bajo un gobierno increíble,
vosotros os esforzáis en despojaros de vuestra nacionalidad! Uno y otro os
olvidáis de que mientras un pueblo conserve su idioma, conserva la prenda de su
libertad, como el hombre su independencia mientras conserva su manera de
pensar. El idioma es el pensamiento de los pueblos. Felizmente vuestra
independencia está asegurada: las pasiones humanas velan por ella..,!
Pancho Magalona como «Simoun» en la película El Filibusterismo (1962). |
José Rizal
Capítulo VII – Simoun
El Filibusterismo. 1891
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