Tuesday, September 23, 2014

María Clara (1905)


Actualmente el nombre “María Clara” se suele identificar con el personaje femenino principal de la Novela Noli Me Tangere o el vestido tradicional de la filipina. No obstante, durante la época colonial María Clara se convirtió en el símbolo del país, la esperanza de la nación,  de su historia y cultura, y también la imagen idealizada de las mujeres filipinas.



El personaje de María Clara está basado en una hermosa joven 
llamada Leonor Rivera, quien fue el primer amor de Rizal. 

A Fernando Ma. Guerrero se le conocía como “Príncipe de los líricos filipinos” en castellano. Para los amantes de la literatura hispano-filipina, el autor del cuento abajo no necesita ninguna introducción. Su libro de versos Crisálidas se publicó en 1914, que incluía también el poema del mismo nombre, María Clara.
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    María Clara me miró largamente: en sus ojos florecía aquella infancia de estrellas que vio la pálida musa de Rettée.
    —¿Qué dices, María Clara?...
    Silencio aún. El verbo no desfloraba los labios de la virgen espiritual… Todas las ansiedades despertaron como en arranque de rebelión en mi pecho…
    —Háblame, María Clara, háblame…
    Y María Clara sonrió tristemente con una sonrisa autumnal y efímera y luego me tendió una de sus manos blancas, manos de lirio y de seda, manos de amor y de piedad…
    —No, —me ha dicho María Clara —yo no puedo morir. Soy el espíritu de mi raza, de tu raza; soy la encarnación de todas las tristezas, de todas las glorias, de todas las alegrías de la Patria… Yo vivo en ti, como he vivido, como viviré, si tú no me traicionas ni olvidas mis palabras buenas…
    ¡Ah! Sí. Era en verdad muy buenas las palabras de María Clara. Son muy buenas.
    —Yo no te traiciono, yo no olvido lo que me dices —la he contestado —Mírame, soy el mismo de siempre; un poco más triste y más agobiado por el fardo de la vida, es verdad, pero siempre á tu lado, siempre queriéndote como a mi propia madre… ¡siempre tuyo…! Sólo así podremos salvarnos, ganar la gloria y coronarnos de laurel…
    María Clara no me ha respondido, pero se ha llevado la diestra al pecho y me ha entregado su corazón:
    —Tómalo, —me ha dicho María Clara—es mi recuerdo para ti… Yo di a Rizal ese corazón; yo quiero dárselo á todos los filipinos… Con él seréis grandes, fuertes, y triunfadores.
    —¿Y el peligro? ¿y la mano armada de hierro? ¿y el abismo hondo y la cumbre inaccesible?
    —Nada de eso existe —ha replicado María Clara —cuando la voluntad está pronta, cuando la voluntad es verdadera… Yo sabré animarte. Sígueme. ¿No sabes que mis besos dan vida?
    Desvaneciose el ensueño, y desde entonces he seguido a María Clara — sombra de amor y de poesía — por el triste camino de la vida.
    Y María Clara me ha besado.


Fernando Ma. Guerrero
El Renacimiento. Manila
29 de diciembre de 1905

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