“¡Zuzuarregui!”: Así le decíamos. La calle estaba ubicada en la ciudad de
Quezon. Es una calle estrecha, mugrienta, repletas de casas viejas y gente
pobre. Pero para evitar el tráfico
monstruo, me gustaba pasar por ahí en el camino a la casa de mis padres en
Ayala Heights. "¿Su-su-wa-ray-gi?" El chofer pronunció incómodo el nombre
raro como si las sílabas estuvieran hecha de vidrios rotos y lastimaran sus labios. Nos reímos y reímos
como los tontos éramos.
Poco
sabían mis amigos que el nombre Zuzuarregui era vasco. El apellido Ayala era también vasco. En la
escuela, nunca nos dijeron ni una sola palabra acerca del idioma vasco. Ni
siquiera una sola lección acerca del país vasco, quizá bajo la premisa
equivocada de que todos los españoles son “kastilas”.
Años
mas tarde me encontré una señora, descendiente de una familia española filipina,
pero hoy es residente en California. Su familia vivía aquí, pero después de la
guerra mundial su padre decidió emigrar a los Estados Unidos. La señora era
mujer muy orgullosa, que sabía mucho de historia y cuáles eran “las familias
buenas”. Pero de lo que más se enorgullecía era de sus raíces vascas. El mes pasado, ella me regaló un libro muy interesante “Basques in the
Philippines” de Marciano R. de Borja.
Le estoy muy agradecido a la Señora por el maravilloso libro "Basques in the Philippines" que me mandó. |
La
presencia vasca en las Filipinas era una constante desde las primeras
expediciones conquistadoras a las islas. En 1519 Juan Sebastían Elcano de
Getaria, Gipuzcoa se unió a la tripulación de la expedición de Fernando de
Magallanes. Ellos fueron los primeros europeos que llegaron a las Filipinas en
1521. Los sobrevivientes de la expedición, incluyendo cuatro vascos (Elcano,
Juan de Acurio, Juan de Arraita y Juan de Zubileta) hicieron la primera vuelta
al mundo.
Miguel
López de Legazpi, conquistador de las islas filipinas y fundador de Manila,
nació en 1503 en el pueblo de Zumárraga. En 1569 Felipe II nombró a Legazpi el
primer gobernador y capitán general.
El
guipuzcoano padre Andrés de Urdaneta (1498 -1568) participó en la expedición de
Legazpi como asesor, y en 1565 ordenó la construcción de la Basilica del Santo
Niño en Cebu. Descubrió la ruta de
regreso de Manila a Acapulco a través del océano Pacífico, conocida como el
tornaviaje. La Ruta de Urdaneta ofrecía una conexión económica y cultural con
la Nueva España y iniciando la
gloria del Galeón de Manila.
Varios
gobernadores posteriores eran vascos como Guido de Lavezaris (1499-1581), Luis
Lardizábal y Montoya (1783-1841), Simon de Anda (1709 -1776), José Basco y
Vargas (1733-1785), Narcíso Clavería (1795 -1851), Antonio de Urbiztondo (1794
-1866).
— En
1574 las tropas de Lavezaris derrotaron a los chinos bajo mando del pirata
chino Limahon, que intentó invadir Manila. Desafortunadamente, el comandante vasco Martin de Goiti,
quien derroto a los moros del Rajah Sulaiman en Manila, fue asesinado por los
piratas.
Monumento
a Simón de Anda
en Manila
|
—
Basco, nacido en Malaga de padres vascos, organizó en 1781 la Sociedad Económica de
los Amigos del País para el fomento de las actividades en la colonia, siguiendo el modelo de la
asociación vasca Real Sociedad Bascongada
de los Amigos del País. Fue el responsable de la puesta en marcha del
monopolio del tabaco. En 1782, conquistó el archipiélago de las Islas Batanes.
Hasta hoy en día, la capital de la provincia de Batanes lleva su
nombre en su honor.
— En
1839 Lardizábal estableció la provincia de Nueva Vizcaya , nombre que le puso
en recuerdo de su tierra.
— Clavería,
nació en Girona pero creció en Bizkaia, publico un decreto en 1849 que la población filipino adoptas apellidos
españoles. Conquistó parte de la costa occidental de Mindanao y anexó el extenso territorio de Davao
conquistado por el otro vasco José Oyanguren. Después de ser oficialmente
asimilado como provincia pasó a denominarse Nueva Guipúzcoa (luego el nombre
fue cambiado a Davao).
— Urbiztondo
era conocido por la conquista e incorporación definitiva a la soberanía
española del archipiélago de Joló. En 1851 fundo el primer banco en el
archipiélago “Banco Español Filipino de Isabel II”, ahora conocido como “Bank
of the Philippine Islands”.
Marcelo
Azcárraga Palmero (1932-1915) fue el único presidente español que nació en
Manila. Su madre era una mestiza filipina de Albay y su padre era natural de Bizkaia
(Vizcaya).
Marcelo Azcárraga |
El
heroe nacional José Rizal rindió homenaje a la presencia ubicua de los vascos
en las islas en sus libros “Noli Me Tangere” y “El Filibusterismo.” El protagonista
de los libros, Crisóstomo Ibarra (Simoun) es la cuarta generación de
vascofilipino. Como se ha dicho al final del Capítulo 54, su bisabuelo era un
vasco.
—
¿Conoció vuestra familia a D. Pedro Eibarramendía?
—
¡Ya lo creo! –contestó Ibarra abriendo un cajón y sacando un montón de papel -
¡Era mi bisabuelo!
—
¿Vuestro bisabuelo, D. Pedro Eibarramendía? – vuelve a preguntar Elías, lívido
y las facciones alteradas.
—
Sí – contesta Ibarra distraído, acortamos el apellido que era largo.
—
¿Era vascongado? – repitió Elías acercándosele.
—
Vascongado, pero ¿qué tenéis? – pregunta sorprendido.
Desde
el siglo XVIII, la emigración vasca ha contribuido enormemente al crecimiento
económico en la lejana colonia española de Filipinas. Familias vascas como los
Ynchausti, Aboitiz, Ayala, Elizalde, se instalaron en el país, fundando las
principales compañias filipinas. Siguen siendo las familias más ricas de
Filipinas hoy en día.
Puente Colgante |
Antes
de la segunda guerra mundial, la familia Ynchausti era la familia vasca más
importante del país. El comercio y la navegación han sido sus principales
industrias y la campañía tenía ramas
en Hong Kong, Shanghai, San Francisco y New York. En 1848 José Joaquín Ynchausti
financió la construcción del primer puente colgante de acero en Asia. El puente de peaje sobre el río Pasig conectó Ermita con Quiapo. Las empresas La Carlota Sugar Central,
YCO paint factory, y Destilería Tanduay fueron establecidas por Ynchausti y
Compañía.
Antonio
M. de Ynchausti
|
El
patriarca de la familia Aboitiz, fue un marinero vasco y llegó a Filipinas en
1870.
Paulino
Aboitiz junto con otro vasco, José Martegui, constituyeron la empresa “Muertegui y Aboitiz Compañía” en
Cebu. Hoy, la Compañía “Aboitiz
and Company” está involucrada principalmente en el la industria del transporte
maritimo y la industria eléctrica.
Jon
Ramon, Enrique,
y Erramon Aboitiz
|
Joaquín
Marcelino Elizalde e Irrisarri
nacio en 1833 en Elizondo y emigró a Filipinas cuando tenía trece años.
En 1940, su nieto Manolo fundó el primer estación de radio, KZRH (luego llamado
DZRH), de lo que después fue el núcleo de la Manila Broadcasting Company. En
1971 Jose Manuel Elizalde Jr, un ministro del Presidente Marcos, localizó en
las isla de Mindanao una tribu prehistórica: los Tasadays.
Fred
Elizalde con su esposa Lisa Macuja y sus hijos.
|
¿Quién
no conoce la familia Ayala? El apellido se asocia muy ampliamente a la imagen
de una familia muy rica. Antonio Ayala, el patriarca de la familia, nació en 1804 en Hueto Abajo. Fue
llevado por su tío Monsignor José Segui a Manila. La familia ha desarrollado
sus propriedades en el pantanal de Makati en un distrito financiero central. La Corporación Ayala es el conglomerado
más antiguo y más grande del país y centra sus actividades en diversos campos
como el inmobiliario, la banca, las telecomunicaciones, el suministro de agua y
la tecnología de la información.
Jaime
Augusto y Fernando Zobel de Ayala
|
Otras
familias vascas famosas en Filipinas son Aldecoas, Garchitorenas, Isasis,
Mondragons, Ormaecheas, Urrutias, Zuluagas, y Zubiris.
Para
muchos vascos su lengua es parte de su alma, sin embargo muchas de estas familias
vascas en Filipinas no mantuvieron sus señas de identidad.
En 1892, Quiopquiap1 escribió versos en castellano preguntando “¿Hay Bascongados en Filipinas?”
¿Cómo no vivir y prosperar en Filipinas, el pueblo que más que los demás de la nación, tan maravillosamente se presta á la adaptación en las tierras nuevas del planeta?
¡Bascongados en Filipinas! En todos los órdenes, todas las categorias, todos las actividades y por todos los rincones de aquella constelación de islas.
— o —O —o —
1. Quioquiap era el seudónimo del periodista español Pablo Feced (1834 -1900). Vivió en la provincia de Camarines Sur desde 1884 hasta 1888. Fue un adversario a José Rizal y la colonia filipina en Madrid.
¡Bascongados en Filipinas! En todos los órdenes, todas las categorias, todos las actividades y por todos los rincones de aquella constelación de islas.
— o —O —o —
1. Quioquiap era el seudónimo del periodista español Pablo Feced (1834 -1900). Vivió en la provincia de Camarines Sur desde 1884 hasta 1888. Fue un adversario a José Rizal y la colonia filipina en Madrid.
_________________________________________________________
¿HAY
BASCONGADOS EN FILIPINAS?
¿Pues
no ha de haberlos? contestaba yo con viveza el otro dia á un hijo de esa
tierra que me hacia tal pregunta.
¿Cómo
no extenderse hasta aquellas regiones espléndidas, la raza que más quizás
que otra alguna representa el movimiento de expansión de nuestra patria?
¿Cómo
no vivir y prosperar en Filipinas, el pueblo que más que los demás de la
nación, tan maravillosamente se presta á la adaptación en las tierras nuevas
del planeta?
¿Ni
cómo los hijos de la Euskaria no seguir en su dispersión por el globo entero
la luminosa estrella de las naves del inmortal Elcano? ¿Cómo no tomar posesión
los hermanos de Legazpi de aquel imperio maravilloso creado para España por el
genio del guipuzcoano sin igual?
¡Bascongados
en Filipinas! En todos los órdenes, todas las categorias, todos las
actividades y por todos los rincones de aquella constelación de islas.
El mar,
sobre todo, aquel mar gigantesco dormido habitualmente entre aquellas costas
encantadas habla casi bascuence.
No
pregunteis al distinguir desde cualquier camino en la isla más remota una nave
que avanza por la azulada llanura cómo se llama su armador, cómo el capitán
que la gobierna, cómo los pilotos y demás oficiales.
Un
bascongado solo tiene allí para la navegación interinsular toda una escuadra
de magníficos vapores y todo un ejército de compatriotas al servicio de sus naves.
¿Y la
tierra? ¿Aquellas mil y trescientas islas sembradas en tres-
cientos
mil kilómetros de mar?
Recuerdo
un dia en que iba yo perdido por el Sur de Luzón, caballero en ruin caballejo
del país, sin mas compañía que un cuadrille- ro indio y por camino laberinto
oscuro de interminable selva.
Ya el
cansancio postraba mi cuerpo y el pánico de aquellas augus- tas soledades mi
alma, cuando de repente al trasponer una colina un claro, á un lado una casita
de troncos, hojas de palma y en una ven- tana baja..... una boina al sol.
¡Boina
bendita signo de mi redención y término de mis fatigas, angustias y
tribulaciones! ¡Con qué júbilo te saludé y con qué decisión eché el
caballejo al trote!
¡Arratsaldeon!
grité á la puerta.
¡Arratsaldeon!
contestaron de dentro, y dos jóvenes de rostro ovalado, cabello castaño y
boina en la cabeza salieron á mi encuentro.
Otro
dia viajaba en canoa antidiluviana por uno de aquellos mil rios que las altas,
enmarañadas y oscurísimas selvas sueltan de su seno tenebroso para deslizarse
hasta el mar por canales profundos, cubiertos de bambúes gigantescos remedando
túneles de verdura.
Y tras
de largas horas de canoa lenta é indios bogadores, en un recodo y otro claro
una casita de tablas con tejado de zinc.—«Señor, me dice entonces el indio
piloto; casa de castilla Azcone». No necesité más, tosí, me puse de pié y
solté un Gernikako arbola que retumbó en aquellas soledades.
Y otra
vez el milagro de mi salvación. Cuatro bascongados y una bascongada salieron
precipitadamente, diciéndome en bascuence Dios sabe cuántas cosas, que yo no
entendia, porque nunca fui aventajado en la lengua ininteligible é
inaprendible; pero si no entendia aquel coro de salutación, comprendía que
era cariño, afecto, hospitalidad y.... hasta sagardúa poco después, en
grande y espumante copa.
¡Qué
rica es la sagardúa después de un dia de canoa, bajo los ra- yos de fuego de
aquel sol horno de los trópicos!
Otro
día pasaba en rural carricoche por medio de granada pobla- ción de chozas,
casi, según la estadística, un San Sebastian oceánico, cuando de dentro de
un almacén de abacá, de recios muros de piedra, escuché grande algazara y
tal ó cual grito que á bascuence me sonaba.
Me
apeé, entré y me encontré con una cuadrilla de pelotaris, dis- putándose
empeñado partido, entre aquellos Chiquitos, Mancos y Tandileros.
Y fui
incontinenti nombrado juez, y el premio de mis justicias fué una rica y
abundante cazuela de bacalao á la bizcaina comido en co- mún con gran algazara
y cordialidad.
¡Cariñoso
y hospitalario Aramburu, cuántas horas placenteras pasé en aquel palacio de
tablas y techumbre de hierro galvanizado, con aquel escuadrón bullicioso de
docena y media de hijos!
¡Pobre
Olaizola! Cuántas veces en nuestras largas conversaciones paseamos juntos en
pensamiento por las calles y paseos de tu tan querida Iruchulo, hasta dias
antes de tu sacrificio y muerte horrible á manos de los salvajes de Mindoro.
Yo no
os diré que vayais á Filipinas, hijos del noble solar; pero si alguno os
decidís á tan tremendo viaje, llevaos la boina y la cesta, el bascuence y la
sagardúa.
Pablo Feced
QUIOQUIAP
Madrid
Madrid
11 de Julio de 1892