Saturday, May 7, 2016

Ya Soy Casi Honorable (1931)

Tanto para los filipinos que viven en su país, como para los que residen en el extranjero, el 9 de mayo es un día especial para elegir el Presidente de la República.

A lo largo de la historia filipina, la campaña electoral han generado controversia.
Los candidatos se acusan entre ellos de comprar sufragios y usar sucias artimañas políticas. Puras mentiras de principio a fin. Todos se proclaman ganadores y ninguno acepta su derrota con gracia. Como dicen aquí, no hay perdedores, sino solo tramposos.


Este cuento publicado en 1931 trata de la disputa entre ex amigas y la campaña electoral de sus maridos.  El título nos dice qué clase de políticos hay en nuestro país. Desafortunadamente, no sabemos casi nada acerca del autor.

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    Anoche los añonuevistas tuvieron un mitin de avance en la plaza con su consabida banda de música, sus tabacos y refrescos. Sabía yo que lloverían “ramilletes” a granel para Juan.  Juanito, nuestro primogénito estaba enfermo y decidí quedarme en casa. desde mi aposento podía oír los aplausos, los gritos y risotadas. —¿Qué será? — me preguntaba por centésima vez a mi misma cuando llegó Juan jadeante, casi corriendo.
    —¡Elisa está dirigiendo la palabra al publico! Nos llaman pordioseros, aventureros, ingratos… Si el público sigue con ese entusiasmo que de muestra hoy, tenemos que declararnos derrotados…
    —Espera, voy contigo.
    —Los espectadores abrieron paso. Elisa estaba en el apogeo de su discurso.
    —Ahí tenéis al que aspira —ponerse al frente de nuestro gobierno provincial. ¿Qué ha hecho por el pueblo? Electorado de Sta. Cruz; ¿Preferiréis a un aventurero, a un advenedizo? ¿Elevaréis al gobierno de la provincia a un hombre que no ha dado ninguna prueba de capacidad más que la de ser un mal amigo y un traidor?
    —¡Tú sabes que no dices la verdad, embustera! —chillé a pleno pulmón —¡Déjame hablar y cantaré verdades!
    —¡Qué hable Mrs. Victorioso! ¡Qué hable!
    Para el público, ávido de sensaciones, aquel espectáculo gratis era sin precedentes. Para mí, una escena repugnante que me llenaba de nauseas. La lucha electoral se había convertido en una riña vulgar de comadres.
    —¡Mabuhay si Mrs. Victorioso! Mabuhay si Mrs. Añonuevo! ¡Qué hable Mrs. Victorioso!
    Con los ojos llameantes y el pecho palpitante subí a la tribuna:
    —¡Pueblo de Sta. Cruz! Pueblo valeros e inteligente!  ¿Os dejaréis engañar tan fácilmente por una voz insinuante, por palabras almibaradas y viles calumnias. ¿Os declaráis esclavos de las zalamerías vulgares de una muñeca de carne? ¡Abrid los ojos, veréis que por seis años habéis sido el hazmerreír de las provincias vecinas y la pesadilla de la constabularia! ¿En que letargo os han sumido los halagos, que hasta hoy no os habéis entregado vuestro honor y vuestra reputación en manos de personas sin escrúpulos que se alimentan de vuestras flaquezas y os arruinan desvergonzadamente? ¿Os han cegado tan completamente que no veis a vuestra querida provincia sumida en la miseria y deshonor? ¿Qué es lo que oculta de vuestros ojos los centros de vicio de vuestra provincia, verdaderas madrigueras oficiales de opiómanos, jugadores y estafadores. ¿Qué hace vuestro gobernador? En vez de vindicar a la provincia que le ha elegido dos veces, se sienta complacientemente con su sonrisa a flor de labio… ¿Qué enigma encierra en su sonrisa? Hoy mismo os daré la clave de… —no pude continuar.
    —¡Es una calumnia! ¡Vengan las pruebas! —vociferaban los Añonuevistas.
    —¿Las pruebas? Vuestra “honorable gobernadora” os las dará — volví bruscamente la cara hacía donde estaba Elisa. Pálida, con los labios temblorosos, sus ojos lacrimosos imploraban compasión. Aquellos ojos suplicantes me desarmaron. —¡Ciudadanos de Sta. Cruz! Vuestra gobernadora no se siente bien, pero os dará las pruebas en el próximo mitin — concluí socarronamente.
    Y hoy… Pues hoy ya es casi nuestra la victoria. Mis insinuaciones de anoche se esparcirán como un relámpago por toda la provincia. Buscarán pruebas y las encontrarán. ¡Cualquier trama es leal y legal en el campo del amor y la política!


Josefa D. Diaz
Philippine Free Press. Manila
30 de Mayo de 1931





Monday, February 29, 2016

Los Logros del Hispanismo Filipino (1954)

Debemos muchos de los datos acerca del idioma chabacano a un filólogo especialista en las lenguas criollas, Keith Whinnom. Durante su periodo, eran muy pocos académicos que se preocupaban por la situación del chabacano. En su trabajo pionero “Spanish Contact Vernaculars in the Philippine Islands”, el Profesor Whinnom analizó tres dialectos del español en las Filipinas: el ermitaño, el caviteño y el zamboangueño. Este estudio de 1956 había reunido toda la información disponible en aquel momento sobre el origen de dichas lenguas.

Cuál fue mi sorpresa al descubrir que el Sr. Whinnom no estaba a favor del mantenimiento del castellano en las filipinas. Según él, el español es  un idioma perturbador y no tiene futuro en las islas. Predijo también que el idioma desaparecerá por sí solo con el tiempo.


Este 2016 tiene un día extra, el 29 de febrero es un día que solo se presenta cada cuatro años. En este momento infrecuente, este blog en español hizo una excepción en el artículo en inglés por el profesor Whinnom.



El profesor Keith Whinnom, catedrático de la Universidad de Exeter,
 fue nombrado Miembro de honor de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval. 


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The Achievements of Modern Filipino Hispanism

     The most notable, if still rather ineffectual, achievements of the Filipino hispanists in their losing battle to re-establish Spanish have been the Sotto and the Magalona Laws.

    The gestures to retain Spanish in the Philippines date back even earlier than the first deliberations of the Constitutional Assembly set up by the Tydings-MacDuffie act of 1934, but there is no need to look into what happened before that date for no effective measure to propagate Spanish was ever introduced, even though, in 1935, it was admitted as one of the official languages alongside English and an unnamed native tongue.

     After the war Spanish obtained greater recognition by the passing of the Sotto Law, which decreed that it should be a compulsory subject in all schools; but in June 1949, a restrictive interpretation was placed on the decree, which had never been implemented, by a Circular from the Director of Education which said, in effect, that the schools that wanted to teach Spanish might do so, but that the students should only take it as an optional subject.

    In April 1951, the Ministry of Education ordered an investigation into the Circular, of which nothing more was heard; and in December 1951 the Federation of Teachers of Spanish passed a resolution that the Sotto Law might obtain in its full original form and intention, but the whole matter was again forgotten.

    The latest move in the game has been the Magalona Law. On May 21st, 1952, senators Magalona, Fecson, Abada, Briones, Tirona and Angeles David backed a bill to make Spanish compulsory in public and private schools and universities as from the beginning of the school year in the autumn of 1952. The bill is now law and was hailed in Spain and South America a revolutionary measure which guaranteed that in a few years all Filipino students would speak correct Spanish.

    The law, however, as the Senate knew very well when it passed it, did not and could not have come into force in 1952. It was a gesture.

    Since then there have been further developments. A five year plan for implementing the law has been … planned. But the circumstances surrounding its geniture were not, possibly, of the most auspicious: Alberto Martín Artajo, Spanish Foreign Minister, together with Alfredo Sánchez Bella, Director of the Institute of Hispanic Culture, were being wined and dined by Philippine Senators who had been made honorary members of the Institute, when, in the course of the after-dinner speeches, two projects were put forward: one, the suggestion of Sánchez Bella, was that the Filipinos should build some place in which to house a Spanish library, books, films, etc., which he undertook to send from Spain; the other, the suggestion of Senator Paredes, was that Spain should send fifty teachers, to train Filipinos to teach Spanish, and that the Philippines should send a corresponding number of students to Madrid to learn Spanish.

    It is obvious that even were this plan put into effect, the establishment of the cultural centre would not be likely to have any considerable effect on people’s learning Spanish. And even allowing that fifty Filipinos should be trained every year in Madrid to teach Spanish, and that the fifty Spanish teachers in Manila could turn out 1,000 Filipino teachers, a total of 1,250 in five years, this figure, in comparison with the figure of teachers required —not employed—given by the UNESCO report, of 98,000 is almost infinitesimal.

     At this rate the Magalona Law cannot be fully implemented in five, fifty or five hundred years. The teaching of Spanish in the Philippines would still compare unfavourably with the teaching of French in England.

    How, then, did this bill pass the Senate? The answer is that the Filipino hispanists are all in responsible positions, as teachers, journalist, and politicians. The hispanists belong almost exclusively to the upper class of Manila; the Spanish Club is the most exclusive club in the capital; society news is the mainstay of the Voz de Manila. But while this minority may have the influence sufficient to get the Magalona Law past the Senate with the Senate knowing full well that it could never be more than a gesture, it does not have the power to secure any more concrete actions.



Mi copia de la revista dominical de la Voz de Manila (2 de Noviembre de 1947)


     The Spanish-speakers are a minority in the Philippines. But they are not the only minority, and not even the most influential minority. There are no less than four very considerable foreign elements at work in the Philippines: the Japanese, the Chinese, the Americans . . . and the Spaniards.

     It is curious to see how these minorities regarded each other. The Chinese suffered in silence. The Americans did their best to ensure fair treatment for the Chinese and the Japanese, and made Spanish an official language. The Japanese launched fierce attacks on everything American. And the hispanists attacked the Japanese, attacked the Chinese, and attacked the Americans.

    The hispanists are, however, as foreign a minority as any of the others. A daring speech by Senator Claro M. Recto attempted to deal with the many accusations leveled against the hispanists, among them one of the most insidious: that the aim of the Filipino hispanists is to reproduce the Franco regime in the Philippines. But his answer, which contains all the arguments with which we are by now familiar, is scarcely convincing: the history of the Philippines is Spanish, Rizal wrote in Spanish, the deliberations which produced the Constitution of Malolos were in Spanish, the Philippines is a Catholic country thanks to Spanish priests, Franco was first to perceive the menace of communism while the ‘so called democracies’ were flirting with Stalin, etc. etc.

    But these desperate attempts to persuade a Malay people who speak Malay languages and English that they are really Spanish at heart — In every Filipino there breathes a Spanish soul— and that the upper class Spanish speaking Manileños are their true representatives are becoming less and less successful.

     The most vital problem facing the Philippines today is the creation and preservation of a national identity. The Philippines, like some other countries of South east Asia, is not a natural unit. The multi-focal structure is a disruptive force which could wreck the new republic; and, paradoxically, the multiplicity of unifying elements is an embarrassment.  The most powerful  factors in determining the solidity of any national or nationalistic feeling — a common language and a common history— are lacking: there are too many ‘common languages’, and neither English,  Spanish nor tagalog can ever, it seems, obtain complete supremacy. Their common history has been unification by outside force, by invasion and occupation by Spaniard, American, and Japanese, and diverse loyalties to each of these tree still divide the nation. One section looks to America and the Western democracies; another looks to Spain and South American Peronist d; another looks to Asia.

    But, behind these divergent trends and discordant voices, the native is beginning to make himself heard. Tagalog writers, educationalists, scholars, and politicians are making their appearance in growing numbers. they are militant, often unrealistic, intolerant, even fanatical. But they are the truest eco of the so far unheard vox populi.

    The situation in the Philippines is unhappy. But if the Filipinos can achieve bilingualism in Tagalog and English—and bilingualism is not an impractical solution in a country where it is commonplace—the graver the national problem of achieving identity and nationhood may yet be solved. The solution is linguistic. That being so, Spanish has no future whatsoever; for, if this disruptive element is not eliminated along with all the others, Spanish will disappear together with the Republic of the Philippines.


Keith Whinnom
Spanish in the Philippines.
Journal of Oriental Studies
January 1954
 

Sunday, January 3, 2016

¿Inglés o Castellano? (1916)




Hace cien años, en enero de 1916, se publicó la revista “The Philippine Review” . El primer número discutió la cuestión de la lengua — ¿inglés o castellano? En su artículo Nuestro Saludo al Mundo podemos vislumbrar los deseos de los editores cuando el país cambió durante las dos primeras décadas del dominio norteamericano:

A América
    En América saludamos al Pueblo amigo, en el que tenemos puesta nuestra esperanza.
    Confiamos en su firme apoyo  a la causa de la humanidad.
    Confiamos en que estará siempre al lado de Filipinas.

A España
    Hidalga Nación, te saludamos.
    Filipinas, que, hasta tan sólo dos décadas escasa, formaba parte de tu reino como provincia propia, como hermana, hermana tuya verdadera, conserva de ti gratísimos recuerdos.
    Tu idioma – nuestra más preciada herencia – perdura aquí. En él seguimos formulando nuestra fe. Con él aún se expansionan nuestras almas y cortejan nuestros corazones.

La lengua española no perdura. 
Qué equivocados que estaban. 

Fue el principio del fin del castellano en nuestro país, porque posteriores estudiantes no pudieron hablarlo. Había ya dos millones angloparlantes  solamente 15 años después de la enseñanza del inglés en las escuelas públicas.  En mi opinión se había pasado el Rubicón,  cuando todas las escuelas tradicionales de castellano — como Ateneo y Santo Tomas — utilizaban el inglés como vehículo de instrucción en la educación primaria. Luego la enseñaza obligatoria del tagalo en los años cuarentas era el último clavo en el ataúd del español.


Sé que es algo mucho mas complicado, pero cualquiera que lo vea desde afuera, habría llegado a la misma conclusión:

Cuando el castellano dejó de ser enseñada en las escuelas primarias y secundarias, el idioma lentamente desapareció del uso general debido a que la nueva generación de los estudiantes no lo hablaba.


Cien años después de la publicación de la revista, este optimismo acerca  del “nuestra más preciada herencia” parece haber prácticamente desaparecido.


Tengo una copia del libro de texto “A History of the Philippines”,  publicado por el Ateneo de Manila en 1912. En esta década, libros escolares bilingües habían comenzado a reemplazar libros en español.


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    Un común idioma es el lazo fuerte que, entre los hombres, aun de diferentes razas, genera sentimientos de fraternidad y simpatía.
     De cabeza a cabeza, de corazón a corazón, es como ese lazo hace que sea posible una completa inteligencia o una perfecta solidaridad.
    Por algunos se ha venido, hasta hace poco, persiguiendo un ideal: la mutua comprensión entre todos los hombres mediante un lenguaje artificial común.
    Pero, como no tenía su fundamento en la realidad, el ideal no ha pasado de ser ideal.
    Y más valía así.
    Cada raza, cada pueblo debe tener, conservar y cultivar su propio idioma, como algo inalienable e indispensable para sus íntimas sensaciones inexpresables en extraño lenguaje.
    Pero esto no debe transcender a exclusivismo.
    Ello nos reduciría a un círculo de acción muy estrecho dentro del cual no podríamos subsistir.
    Solos no podríamos vivir, pues hay una interdependencia inquebrantable entre todos los pueblos del mundo, que obliga a una mutua inteligencia, por medio de las mutuas relaciones.
    Para esto nada mejor que su idioma, a falta de uno propio que ofrecerles por nuestra parte.
    Y esto importa a nuestro pueblo; nuestro lenguaje, dulcísimo, en verdad, como nuestro, por desgracia no se ha cultivado todavía lo suficiente para uso general en todo el País.
    Y no por culpa nuestra.
    Por esto nos vemos precisados a optar por el más extendido por todo el mundo y más familiar para nosotros.
    Por fortuna —no pequeña seguramente—en esto hemos pasado ya del período experimental, y ,al presente, poseemos dos idiomas: el inglés y el castellano.
    El primero, de apenas quince años de difusión, es nuestro lenguaje oficial, y el exclusivo, además, en nuestras escuelas públicas, y ya se emplea, aunque secundariamente, en nuestra prensa y se habla por tal vez unos dos millones de jóvenes filipinos de entre los cuales procederán los que han de regir mañana los destinos de la Nación; y el segundo, traído hace muy cerca de cuatro siglos, es, principalmente, el lenguaje de casi todos nuestros periódicos y revistas, y de los leaders de la presente generación, y se cultiva con más intensidad aún que ayer por nuestros hombres.
    Ya no es posible, ni siquiera conveniente, suprimir el uno o el otro, pues además de los muchísimos millones de pesos y energías del Pueblo ya gastados, ambos están ya tan arraigados, que parecen haber ganado carta de naturaleza en nuestro país.
    Así nos es fácil hoy comunicarnos con dos inmensos mundos: el mundo inglés y el mundo hispano, integrados, el primero por dos potentes naciones que suman unos ciento cincuenta millones de almas, con exclusión de la India; y el segundo por veintitrés  países de unos ciento quince millones de habitantes.
    Además, en el Oriente y en África se habla o se comprende el Inglés, y lo mismo pasa en toda Europa.
    Y ambos idiomas que cuentan ya con riquísima literatura que es ahora casi nuestra exclusiva fuente de información cultural, facilitarían, sin duda, la armónica inteligencia de tantos y tan cultos pueblos en una modo de confederación o de Pan Américo-Anglo-Hispanismo, si cabe, mediante una labor sincera, intensa y conjunta de los Poderes interesados.
    Inglaterra y Estados Unidos son afines en raza e idioma; la América del Norte, la América Central y Sur, hermanas por su suelo e intereses; Sur América, España, Cuba, Porto Rico y Filipinas, una mima integración por el antiguo molde latino de su alma y por su lenguaje. América y Filipinas están unidas también por razones del inglés y otras serias consideraciones. Tan poderosos motivos de relación y afinidad serían, como arriba he dicho, factores de una gran comunión internacional.
    En lo que nos sea posible, trabajaremos por y hacia esa finalidad que creemos hoy factible, mucho más cuando se reajuste la respectiva esfera de acción de las naciones, después de esta tremenda guerra en que se está demostrando el valor coadyuvativo, en determinadas circunstancias, aun de las más insignificantes potencias, y en que el apoyo de un pueblo pequeño es tan solicitado como el de una potencia de primera.
    ¡Tanto cuesta la reivindicación de derechos!
    ¡Siquiera sea eso un lenitivo para tanta sangre y desolación!
    Y es posible que la indicada inteligencia internacional por medio del idioma provoque la nueva división del mundo en dos, o quizás, tres inmensas, lógicas confederaciones, tal vez más o menos antagónicas; pero, antagónicas o no, abrigamos la creciente esperaza de que, en los grupos así formados, al fin habrán de desaparecer las líneas divisorias de raza bajo la poderosa y grata influencia de la democrática hermandad de los pueblos abrigados por el manto de la comunidad de causa e intereses.
    Los pueblos pequeños habrían sido, al fin, reconocidos y reivindicaos.
    Hermoso preludio de la no imposible solidaridad humana en una fecha no muy distante.
   Un siglo, dos siglos, ¿qué son, al fin, sino uno, dos días en la vida de las naciones?
   Por esto, a la pregunta de

                                             ¿INGLÉS O CASTELLANO?

contestamos, con convicción y confianza:

                                                     AMBOS.

    Y respetuosamente lo sometemos a los que, interesados en el fomento del bienestar de la humanidad, se sientan directa o indirectamente afectados, y de corazón dispuestos, no solo a discutir el mejor medio para ello, sino también a prestar su activo concurso.


Gregorio Nieva
The Philippine Review
enero de 1916

English Translation



Monday, December 21, 2015

¡Felices Pascuas! (2015)

En las Filipinas de antaño "¡Felices Pascuas!" es una forma tradicional de felicitar la Navidad. De hecho, la palabra tagala “pasko” que significa navidad, proviene de la palabra “pascua”.

Éste es un ejemplo de un mensaje de Navidad/Pascua desde la portada de la Revista Philippine Review (diciembre de 1920):

Felices pascuas y Prospero Año Nuevo a todas las que viven en Filipinas y al País entero, y que a todos nos aproveche la idea de que, después de todo, somos todos criaturas del mismo Dios, a Quien debemos pedir que la Nueva Administración sea portadora de mayores bendiciones y contentos para todos nosotros.



Se suele decir  en plural “Pascuas”, porque en las Filipinas el periodo navideño comienza el inicio de la Misa De Gallo (16 de diciembre) y se extiende hasta la fiesta de los Reyes Magos (6 de enero).

Este saludo de Navidad es mucho menos común que “Feliz Navidad”, que es lo que dice casi todo el mundo. En todos los países de América, la Pascua es el recordatorio de la resurrección de Cristo.

Mucha gente olvida que hay dos pascuas: la Pascua Florida de la resurrección y la Pascua de Navidad.

Nuestras tradiciones nunca deben morir.


Aquí está el enlace de mi entrada anterior sobre el día de la Pascua en Filipinas ¡Buenas Pascuas! (1891 - José Rizal)

¡Que tengan todos unas muy felices pascuas de navidad!


Monday, November 30, 2015

Los Macabebes en Barcelona (1900)

Medalla De Los Voluntarios Indígenas de Filipinas
Foto cortesía de Luis Enrique Rubio.

Hace pocos días un lector de Madrid, el Sr. Luis Enrique Rubio, me envió unas fotos de la condecoración denominada Medalla De Los Voluntarios Indígenas de Filipinas y una breve descripción:


Esta condecoración fue establecida por el Capitán General de Filipinas, mediante Real Orden de 28 de enero de 1898. Es ovalada, de plata. En el anverso figuran los dos hemisferios, las columnas de Hércules y la corona real con la leyenda  “España a sus leales hijos los Voluntarios Filipinos”. En el reverso  dice “1897. Voluntarios movilizados por Decreto de 16 de octubre”. La cinta lleva los colores nacionales.

Hay pocos ejemplares de esta medalla, es una pieza muy apreciada por los coleccionistas. Se puede ver una en el Museo del Ejército  en Toledo, y también tienen otra en el Museo Naval en Madrid. — escribió el Sr. Rubio y agregó: ¡¡¡ Que mejor homenaje para los Macabebes que poder dar a conocer esta gloriosa parte de su historia !!!!

Muchas gracias Sr. Rubio por compartir con nosotros su colección personal.

Foto cortesía de Luis Enriquez Rubio.

Fue increíble que los Voluntarios Macabebes vinieron a España en 1900 como héroes. El pueblo español les dio la más cordial bienvenida y varias figuras notables rindieron homenaje al leal batallón filipino. Incluso existe una calle madrileña que lleva su nombre.


¿Y entonces qué pasó?


Así que, como siempre es el caso, un desvío resulta ser su destino.  Sucedió que los macabebes  regresaban a su patria al momento en que las filipinas intentaban erigirse como una nación unida, luchando contra los norteamericanos. Los macabebes tenían concepto de estado pampango, pero no de la nación filipina, como los moros en el sur. Optaron apoyar a una fuerza invasora norteamericana contra los insurrectos tagalos, sus enemigos viejos.

Eran tiempos de un nacionalismo intenso, y después de la detención del Presidente Aguinaldo por los macabebes en 1901, los historiadores filipinos exclamaron, “No sería patriota verdadero si no defendiera a su patria. Estos macabebes no saben del honor.“

Era una triste historia de traición y contada con tal lujo de palabras vengativas en todas las escuelas filipinas, que los otros que conocían el contexto de su colaboración con los españoles y norteamericanos, sabían que era mejor quedarse callados. Los héroes de España eran los malos de su país natal.

¿Traidores? — dijo un historiador de Pampanga riendo —“How could they be traitors to Aguinaldo if ever since they never pledged loyalty to him?" A pesar de todo el tiempo que ha pasado, los macabebes (y los pampangos en general) todavía están sufriendo de este estereotipo.1



El siguiente es el artículo del diario Mar y Tierra sobre la llegada a Barcelona de los Voluntarios Macabebes en el 16 de Junio de 1900.

Aquí está el enlace de mi entrada anterior sobre los Voluntarios Macabebes

1. Philippine Daily Inquirer June 10, 2014. The fight to remove “dugong aso” tag.


Los macabebes a bordo del vapor Alicante que los condujo a España.

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          Desde hacía mucho se esperaba la llegada a este puerto del valeroso batallón formado por los bizarros naturales de Macabebe, uno de los pueblos más importantes de la Pampanga y el único que hasta el final de la desastrosa campaña, ha permanecido fiel a la madre patria. Al llegar a aguas de Barcelona este puñado de filipinos que en aras de España abandonan sus casas, sus familias, sus fortunas, creemos que cuanto se haga por honrarlos será poco y por eso hoy Mar y Tierra, dentro de su modestia siente un vivo placer en dirigir un saludo de bienvenida a ese puñado de jóvenes que al mando del coronel Blanco, no titubeó jamás en contestar con el nombre de España al ¿quién vive? de las fuerzas insurrectas, de sus hermanos de raza, de sangre y de vivienda.

         La cosa después de todo, no tenía nada de particular, estando aquellos mandados por su ídolo el coronel Blanco, filipino español hasta la médula, arrogante, generoso y modesto hasta la exageración. En Cavite, en Batangas, en Bulacan, en la Pampanga, en Zambales y en Bataán, los voluntarios de Macabebe se distinguieron constantemente cubriéndose de gloria. Imposible enumerar siquiera los servicios prestados por Blanco y los suyos y las acciones en que tomaron parte. Un detalle solo bastará para pintar el carácter y temple de alma de esta bizarra gente.

         Al salir los españoles de Macabebe, los voluntarios quedaron defendiendo el pueblo; como ya no tenían cartuchos, enterraron los fusiles, y con bolos y lanzas contuvieron aún durante cuatro días a las numerosas fuerzas insurrectas que les sitiaban, armados de fusiles modernos, rifles y con ocho cañones, entrado al fin éstos en el pueblo con la condición de respetar vidas y haciendas de los que quedaban. El número de bajas de los insurrectos fue enorme, y cuatro veces mayor que las que sufrieron los leales voluntarios.

         Otros muchos casos podríamos citar del heroísmo y amor a España, que Blanco supo inculcar en sus voluntarios. En una ocasión en que el comandante general del Centro de Luzón necesitaba para una operación cien hombres dispuestos a morir, los pidió a Blanco, y en el acto se les presentó éste, diciendo todos que iban voluntarios a la muerte por España.

         El pueblo de Macabebe puede asegurarse que ha sido victima de su fidelidad, escribiendo en el libro de la historia una página que todo buen español debe grabar tanto en su corazón como en su memoria.

Mar y Tierra
Barcelona
16 de Junio de 1900

Monumento de los Voluntarios Macabebes (Macabebe Scouts) en su ciudad natal.