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Friday, January 23, 2015

Bienaventurados Los Humildes (1941)



El Papa Francisco vino con la lluvia y los vientos del tifón Amang , usando un poncho plástico amarillo, similar al que usan cientos de miles de los fieles católicos en Tacloban. Aquí hay demasiada tristeza y no bastante esperanza. A pesar de eso, los sobrevivientes hacen mejor con lo que tienen.

Lo que más recuerdo es su homilía. A veces trato de imaginarme  lo que sentía  él mientras conversaba con todas las víctimas del supertifón Yolanda. ¿Cómo consolar a alguien que está en el dolor?  Una persona que se sintió como si le hubieran arrancado el corazón del pecho.

—Tantos de ustedes se han preguntado mirando a Cristo '¿por qué, Señor?' — exclamó el Papa, — y yo respeto tus sentimientos.

—Tantos de ustedes han perdido todo. Yo no sé qué decirles. El Señor sabe qué decirles. Tantos de ustedes han perdido parte de la familia. Solamente guardo silencio. Los acompaño con mi corazón en silencio.

Fue un mensaje de solidaridad, llena de emociones. La gente lloraba. Todo esto les invadía como un baguio fuerte con un tsunami inesperado.

Nos aseguró que no estamos solos y el Señor no defrauda. Yo le creo. Esta es la primera vez  durante una misa que lloré así.

Bienaventurados los pobres y humildes de corazón.

                                              ---oo--o0o--oo---


El título lo dice todo. Este cuento de Jesus Balmori se trata de dos árboles en la selva — el verde pino altivo y el negro kamagón humilde.



Mi video del Papa Francisco en Tacloban, Filipinas
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     Toda la selva ardía con un calor de fragua, de infierno, a pesar de haberse ocultado el sol y yacer el boscaje envuelto en densísimas sombras y tinieblas.

    De vez en vez, el fulgor de un relámpago sacudía las nubes como un latigazo. Y después de un instante tableteaba el trueno lejano y ronco…

    Habían huído a refugiarse en no importaba dónde las bellas aves de la primavera. Las grandes flores rojas, amarillas, blancas se tronchaban marchitas sobre sus tallos inclinados. Un raudo viento cortante y cálido como el vaho de un cráter lo alfombraba todo de pétalos y hojas destrozadas.

    El verde pino, trémulo y temeroso, hablo:
    —Abuelo kamagón, ¿no sentís miedo?
    El kamagón sonreía: ¿Miedo a qué, de qué?
    —A la tempestad que llega…
    El kamagon seguía sonriendo:
   —¡Bah!... Amigo mío; no todo ha de ser encanto y luz y flores y besos… En la vida más feliz hay muchos días de tempestad como éste; yo he visto muchísimos, tantos que hoy ya lo mismo se me da que alumbre el bosque el fuego de los rayos como la dulce y blanca luz de la luna llena… Además, que la tempestad pasa, como pasa todo, la juventud, el amor, la misma gloria…
    —Sí, pero la tormenta vuelve…
    —Y ¿quién os dice que no vuelven la juventud, la gloria y el amor?
    El aire iba entenebreciéndose más; los relámpagos eran cada vez más vivos y continuos; el trueno retumbaba cerca; y algunas gotas de lluvia grades y pesadas caían indistintamente, alzando un rumor de latigazos.
    En la selva alborotada se oía el silbar de los reptiles, el grito de los kalaws, las quejas del los árboles heridos. Un fuerte ventarrón se alzaba arrollándolo todo ante su paso, tirando nidos y desgarrando ramas… De pronto una roja llamarada incendió y seguido de un estrépito infernal que conmovío la tierra en sus entrañas, cayó el primer rayo enrocándose como una culebra de restallantes brasas al hermoso y altivo ilang-ilang que se dobló pesadamente hecho pedazos.
    Pasado el estruendo desolador, el kamagón  miró al pino con lástima. Se había despojado de toda su altivez, de todo su necio orgullo y aparecía acuciado y tembloroso, víctima del pavor que le corroía hasta la savia de las más hondas raíces. Cubierto por sus gentiles ramas que azotaba despiadada la lluvia, parecía llorar todas las gotas de agua que le volaban por las hojas; el kamagón compadecido, le habló entonces, por sobre la voz tremulante de los desatados elementos.
    —No tembléis, no lloréis, esto pasará…
    —¡Oh, abuelo, tengo miedo de morir!
   —Ni moriréis. Sois joven todavía; pero si está escrito que dejéis de existir hoy, eso, ¿qué más os da?... Tarde o temprano tendrá que ser; todos vamos por el mismo camino; es cuestión solamente de unos años más o menos…
    El retumbo de otro tueno ahogó su voz; otra llamarada infernal los cegó; y ambos escucharon cómo a sus mismas espaldas de derrumbaba secamente otro pobre ilang-ilang herido por el rayo…
   El pino más espantado todavía se alzó en un grito de protesta desesperada.
   No, no él no quería, no podía, no debía morir, y morir así, partido por un rayo. Era joven aún y apenas había gozado de las dulzuras divinas del abril. ¿A qué arrancarle por la negara hedionda parca de sus noches de plata olorosas a flores y luna, de sus días de oro poblados de las alas y de rosadas auroras?...
    Calló de pronto, estremecido, agitado por un horrible estertor, doblando la copa ideal que un rayo ahora veteaba con su azul y roja y verde y amarilla fosforescencia, como un largo collar de turquesas y rubís y esmeraldas y zafiros colgante por su muerto tronco; el pobre pino era un sueño más que caía, un inmenso sueño de grandeza perdido en la grandeza universal!...

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    Pasado un año, en otra luminosa mañana de abril, algunos leñadores invadieron la selva.
    Y entre los troncos y las ramas frescas de los árboles que derribaron a bolazos y a hachazos se llevaron consigo los resecos despojos del verde pino y el negro kamagón.
    Y sucedió que mientras la gente del pueblo necesitaba leña, el cura del pueblo necesitaba una gran cruz para su culto. Y así fue que se quedara con el tronco del viejo kamagón para ponerlo en manos de un hábil escultor.
    Y en una misma noche, mientras deshecho en mil rajas se hacía  ceniza el pino en los rústicos caseros galanes de la comarca, el kamagón convertido en cruz divina y dorada se alzaba sobre el trino santo y humilde de los rezos.
    Allá estaba humilde, negro, amoroso, sirviendo de sostén a un Dios que sobre él agonizaba y moría de amor…
   En tanto el cura sobre el púlpito comenzaba a hablar y sus palabras se iban abriendo sobre el alma sencilla de la multitud  como estrellas, como nardos.
    —“Bienaventurados los humildes”…

Jesús Balmori
Manila (Mayo de 1941)

English Translation

Kamagong (Tagalo), Camagón (Español), Velvet Apple (Inglés)


Sunday, July 6, 2014

País de Ensueño (1907)

Durante el mes pasado estuve de vacaciones con mi familia en California. En San Diego había una tienda de juguetes, escondido en una esquina de la segunda planta en el Fashion Valley Mall, donde llegaba el sol y el aire fresco, a diferencia de la mayoría de las tiendas en los centros comerciales de Manila. 

Qué maravilloso se veían esos juguetes en los estantes. Otra vez no pude resistir el clamor de mi hijo de 6 años para comprar “Star Wars Lego”. Él ya los tenía muchos: el tanque droide, el AT-TE, los 212th Battalion Clone Troopers, la cañonera de la República, Duelo en Geonosis, etc.  No obstante, él era un gran fan de Lego y Star Wars, y siempre quería más juguetes.



Juntos como familia nos divertimos construyendo nuestros mundos imaginarios y jugando Las Guerras Clon. Jugar con los ladrillos de LEGO ha sido una buena fuente para activar la imaginación y fomentar la creatividad.

Se dice que la combinación de imaginación y de juego ha producido muchos cuentos fantásticos.

Este relato imaginario que sigue nos narra acerca de una princesa que no puede llorar. El autor, Jesús Balmori fue un escritor prolífico que publicó varios ensayos, poemas y artículos periodísticos.  A través de sus obras nos lleva a reflexionar, a pensar; a veces nos hace reír y otras llorar.  En 1940 obtuvo el primer premio en el concurso literario convocado por el gobierno filipino por su volumen de poesías «Mi Casa de Nipa».



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I

    Nació una princesa en el país que dora el sol, que besa el mar azul, y en el que canta el viento un himno de amor eterno.
    Los inmensos palacios se llenaron de flores, en los dorados templos voltearon las campanas, y sobre los muros de la ciudad imperial, los reales heraldos de la Alegría soplaron sus trompetas de oro y sus trompetas de plata.
    Un mago chino vestido de auroras bautizó á la princesa. Con los brazos hacía el sol y la frente sobre el pecho, él dijo:
   En el nombre del Amor y del Ensueño, yo te bautizo, princesita…
    —¡Oh reina! ¿cómo se llamará esta princesita?
    Y la reina, con su alma de madre, profanando el misterio del destino, contestó:
    ­—Pues, FELIZ.

II

   Llegaban las hadas al palacio azul; llegaban las hadas sobre carros ondeantes de palomas y flores, sobre carros de alas y fulgores de luna. Se llenaba el alcázar de música y ensueños, la reina vestida de esmeraldas recibía á la corte.
    Y las hadas inclinadas sobre la princesita, dejaban en la cuna real dones maravillosos.
—¡Serás preciosa!
—¡Serás amada!
—¡Tendrás ensueños!
—¡Tendrás alegrías!
—¡Tendrás llorar!... 
    Dijo el hada del llanto, despaciosamente, disponiéndose á verter sobre los ojos de la niña la esencia de su ánfora. Pro la reina, trémula, se interpuso entre el hada y la cuna… ¿qué estaba diciendo?...¡Llorar su hija! Llorar su princesita! ¡Su princesa FELIZ! No, nunca. Imploraba y plañía; que todas las lágrimas destinadas á la hija, cayeran sobre sus ojos y su corazón. La princesa del palacio azul, la princesa del palacio ensueño y las flores, no podía, no debía conocer el lloro…

    El hada radiante y altiva, consideró desprecio la súplica y consideró malicia la ignorancia, subió á su carro de rosas y murciélagos, y se fue por los aires, enmarañando aromas y auras en su áurea carrera. Pero antes de partir, maldijo á la chiquilla:
   —¡Oh, no tendrás lágrimas! ¡No sabrás llorar!
    Y la reina besó á su hija. ¡La había preservado de las lágrimas!

III
    Pero no del dolor. La niña, mujer aunque princesa, sufrió como todas las mujeres. Y eran de ver las muecas angustiosas de aquella carita infantil y divina, que sufría y sufría sin poder llorar.
   Y la reina mirando á la niña, aprendió una cosa.
    “Que el dolor sin lágrimas, es dos veces dolor.”

IV

Fueron primaveras. La princesa era linda. La princesa era pálida.
Como dijeron las hadas, era preciosa, era amada, tenía ensueños , tenía alegrías.
Pero no tuvo lágrimas; Conoció el placer: anheló llorar de gozo, no pudo…
Y desde entonces, la princesa FELIZ fue la más infeliz de las princesas.


V

    Una vez —era un atardecer en los jardines reales — ocultos en las frondas vislumbró la princesa á dos amantes.
    Él rodeaba su brazo por la cintura de la amada; ella con la cabeza echada atrás, recibía en su boca un beso.
    Seguía la princesa con su mirada triste el ensueño de idilio; pero de pronto ondularon las ramas, la dulce pareja se perdió entre las flores, y un sollozo de amor vibrante y harmónico tremó en las brisas.
   Cada flor era un místico turíbulo; un perfume leve, vago, ascendía, como el alma de un poeta, hacia los cielos; un hilo de plata cantaba en el surtidor, donde un cisne pálido sostenía el plinto de una estátua de ensueño.
    Y se alejó la princesa lentamente del jardín , con el pecho palpitante, con los ojos hinchados, con el corazón lleno de envidias y locuras…
    Se alejó la princesa, se alejó lentamente del pomposo y maldito jardín de amor.
    Heráldica celeste. Sobre gules radiaba Venus — lampadario de oro — y enarcaba el novilunio su gran ceja de azur, como el arco de luz de un sagitario que asaeteara en los ámbitos durmientes, al monarca vencido que se alejaba huyendo.

VI
    Lágrimas de pena, lágrimas monstruosas y amargas son las olas del mar. Lágro,as de alegría, lagrimas de cristal y de risa son las gotas de roció que llueve la mañana sobre el ala de los pájaro y los labios de la flor. Lágrimas melancólicas, lágrimas de oro —acaso lágrimas de amor —son las hojas que arranca el Otoño de las ramas muertas.
    Pero en los ojos lumínicos, en los grades ojos sonantes de la princesa, no ha lágrimas.
    La reina, muriendo de angustia, demandó  públicos consuelos para su hija. ¿Quién sabía el remedio de que llorase la princesa?...
    Sobre los muros de la ciudad imperial, los reales heraldos de Dolor, soplaron sus trompetas de cuerno y sus trompetas de ámbar. No se sabe de qué antros llegó una vieja corcovada y horrible.
    —Tengo mil años, dijo, y sé que el único medio para desarmar el odio del hada del llanto, es que un joven hermoso y ajenó a la princesa llegue á su palacio para implorar perdón.
   Los reales heraldos del Dolor volvieron á soplar sus trompetas de cuerno y sus trompetas de ámbar. un bello guerrero se presentó en la corte.
   —Yo iré.
   Miraba, al ofrecerse, los párpados morados y tristes de la pobre princesa.
   —¡Bendito seas! dijo la reina.
   —¡Y vuelve pronto! suspiró ella.

VII
   Soñaba ella en la vuelta del guerrero, del hermoso y bello guerrero amado.
   Porque ella le quería con toda el alma, desde que vio sus ojos alegrones posados sobre los suyos manchados de melancolía. y el guerrero volvió. Toda la corte se vistió de oro para recibirle. Venía alegre y satisfecho, contando aventuras del viaje; abismos vencidos, monstruos derrotados…
   — Y aquí tenéis , princesa, el ánfora del llanto que tanto deseasteis, aquí tenéis  todas vuestras lágrimas; lloraréis, princesa, el día que se rompa el cristal que las guarda.
   — ¿Y qué quieres en premio? preguntó ella, soñando en ponerle sobre la frente su corona real.
   —Nada princesa; solo la compasión me impulsó á haceros feliz. Yo ya lo soy; tanto que no ambiciono más.
    Brotó de sus ojos una luz de amor; siguió la princesa su mirad de él, y la encontró en los aires, estallando en un beso con la de aquella mujer, que oyera una tarde llorar de amor en los jardines reales…
    Entonces sintió celos; palpitó en su alma el despecho; y se quebró el cristal del ánfora del llanto.
    Y ante la regia corte vestida de oro, ante toda la corte reunida para engloriar sin par ventura, lloró la princesa las primeras lágrimas, mucho más dolorosas que todas sus pasadas tristísimas doloras.

Jesús Balmori
Excelsior. Manila
30 de Mayo de 1907



Thursday, October 24, 2013

Chabacano de Ermita - Quilaya Bos (1917)


Al oír la palabra «chabacano» los filipinos piensan en Zamboanga o en Cavite, pero nadie piensa en Ermita. Un hecho bastante curioso es que se hablaba el chabacano allí hasta el mitad del siglo XX.

Antes de la urbanización y el progreso económico durante el siglo pasado, Ermita era un pueblo pequeño y tranquilo. Según del Diccionario Geográfico de las Islas Filipinas (1851): «El pueblo de la Ermita nada ofrece notable, porque después de haberse despejado por esta parte la plaza en 1762 no se ha permitido edificar nada elevado ni sólido: su iglesia no es mas que una capilla situada en la Calle Real.» 1

La Iglesia Vieja de Ermita fue destruida
durante la Segunda Guerra Mundial.
(Una foto de 1880)


Este barrio de nipa fue fundado en el siglo XVI. En aquel entonces se le conocía “La Ermita”, porque en este lugar se erigió el primer santuario cristiano, en el que se adoró la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Guía. 2

Ermita se distinguía de los otros barrios de Manila por su idioma. Allí se hablaba un español criollo, que unos llaman «chabacano de ermita», y otros «ermitaño» o «ermitense». Es difícil conocer el origen exacto de este criollo, pero podría ser el resultado del contacto lingüístico. En 1655 doscientas familias de la isla de Ternate (Molucas) se asentaron en el Campo de Bagong-Bayan 3, entre Intramuros y Ermita. Ya era bien sabido que en la isla de Ternate se utilizaba un pidgin portugués-malayo. Según algunas descripciones del siglo XVII, estas familias hablaban un «español corrupto». Un filólogo especialista en las lenguas criollas, Keith Winnom, hizo la teoría que este idioma ternateño es el origen del chabacano.4


En el fondo, el Campo de Bagong-Bayan (La Luneta) y el pueblo de Ermita,
vistas desde Intramuros (circa 1900)


Con el paso del tiempo, el lugar fue cambiando de un tranquilo pueblo pesquero a un distrito muy urbanizado. La playa desapareció debido a la construcción de un nuevo camino (bulevar de Dewey). Hasta los nombres de las calles han cambiado, por ejemplo, la Calle Real es ahora MH del Pilar Street, la Calle Nueva es actualmente A. Mabini Street, etc….

Calle de la Gallera = Arquiza Street
Calle Herran = Pedro Gil Street
Calle de la Marina = Guerrero Street
Calle Nozaleda = General Luna
Calle del Observatorio =  Padre Faura Street
Calle San José = Alhambra Street
Calle San Luis = TM Kalaw Street

Calle San Luis (1900)


Mi foto de la Calle San Luis (ahora TM Kalaw Street)
Foto tomada en Agosto de 2012.


Desgraciadamente, no se conserva el idioma de los ermitaños. Después de la segunda guerra mundial, el pueblo fue totalmente destruido. El ermitense desapareció junto con los que lo hablaban antes de que pudiera ser objeto de un estudio serio de parte de los académicos. Solamente quedan unos pocos escritos, especialmente el cuento y los tres poemas de Jesús Balmori. El siguiente es un video que yo hice sobre el poema ermitense «Quilaya Bos».

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QUILAYA BOS
Si de jablá yo bueno quilaya el bos pigura
No de encontrá yo plores para bisá ele cómo;
Bos como un talde blanco, ta lleno de dulsura;
Bos como el plores de oro que ta na sinamomo

SI bos ta caminá ta sintí yo que todo
Ta llená de perfume, resplandor y colores
Como si de pasá un procesión na lodo
Y el lodo ta queda de repente hecho plores

Na todo el nisós pueblo no de encontrá más una
Mujer cual bos, tan bella, tan blanca como el luna
Cuando ta aparesé na pondo del bahía

Bos único el hermosa, bos único el grasiosa,
Ni más ni menos como el ángeles de rosa
Que ta na pies del Nuestro Señora de la Guia. . . . .


Jesús Balmori
Revista Filipina
1917

Referencias:

1.Diccionario Geográfico- Estadístico- Histórico de las islas Filipinas
Madrid, 1851 .Manuel Buzeta
2. Las Islas Filipinas en 1882: estudios históricos, geográficos, estadísticos .
Francisco Javier de Moya y Jiménez
3. El Campo de Bagong-Bayan es ahora La Luneta o «Rizal Park»
4. Spanish Contact Vernaculars in the Philippine Islands.  Keith Whinnom. 1956.
5. La Lengua Española de Filipinas. 2008. Antonio Quilis.

Saturday, September 1, 2012

Tormenta (1906)


Aproximadamente 20 tifones golpean el país durante la temporada de lluvias, que por lo general comienza en mayo y terminar en noviembre. El mes pasado, fuertes lluvias causaron enormes inundaciones en muchas partes de Manila y en las provincias de la Isla de Luzon.  Al menos 8 personas han muerto por el baguio “Igme” en la semana pasada. El presidente dijo que el gobierno está haciendo todo lo posible para controlar las inundaciones, y anunció nuevos proyectos de infraestructura para prevenirlas. Pero sabemos como son esas cosas.  Tendremos el mismo problema de nuevo el año que viene.

Muchas historias se han escrito sobre los baguios. Este cuento fue escrito por Jesus Balmori en 1906.

Ayuntamiento de Manila


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I

     Las primeras gotas de lluvia — lluvia de cristal y plata — teclearon pomposamente sobre las nipas de la choza. Un viento cálido, como aliento de lujuria, estremeció los plátanos del salvaje solar; la luz roja de un relámpago incendió todo el bosque, y como restallando sobre las mismas frentes de los leñadores, un trueno inmenso abrió el arca de sus estruendos.
     —Madre, hay tormenta…
     —Sí; hijito de mi vida, vete..
     Y besó de su frente.

II

     Era una madre que no tenía en el mundo más que aquel chiquillo, mitad de su corazón.
     Era una pobre mujer, viuda de un leñador, sin más tesoros que aquel niño, esperanza de su vida.
     Y al niño le daban una peseta, para que repicara la campana de la Ermita en las horas de tormenta.

III

     En el cielo negro como las perlas de Ormuz, fulguraban los relámpagos semejantes á fantasías argénteas.
     El bosque retemblaba bajo el triunfo de los truenos; la lluvia seguía tecleando sobre las nipas de la choza…
     Por fin, la voz de una campana, vibró á lo lejos…
    —¡Tan!...¡Taan!...¡Taaan!

IV

     Su abrieron sus ojos asustados y tristes, palpitó su alma como un pájaro preso, y ante un viejo Cristo, flaco y ensangrentado, dijeron sus labios trémulos y orantes:
     —¡Jesús mío! Por los pasos que diste en la calle de la Amargura con la cruz á cuestas. ¡Ten piedad de mi hijo!...

V

     Arreciaba de lluvia; los leñadores huían amedrentados á sus chozas; los pobres mujeres encendían cirios amarillos y farfullaban oraciones; algunas cabras abandonadas gemían bajo el ramaje de los árboles.
     Y la humildosa voz de la campana cabalgando sobre cada trueno, decía  llorando:
—¡Tan!...¡Taan!...¡Taaan!

VI

     De pronto un relámpago relumbro en la negrura como una serpiente de rubíes y claveles. La campana de la Ermita no sonó…

VII

     Se fugaron los nubes negras con sus vientos y sus truenos.
     La noche perfumada y húmeda sonreía  vaporosa en su esplendor de estrellas.
     Ya los pies de la pobre madre, de la pobre y delirante madre loca, descubrieron el cuerpo del niño muerto, bajo un beso dorado de la luna…


Jesús Balmori
El Renacimiento
Manila
24 de Noviembre de 1906

La Iglesia Vieja de Ermita

Vocabulario

Choza - hut
Teclear – to tap, type
Estremecer – to shake, shudder
Restallar – to crackle
Repicar – to ring out, peal
Fulgurar – to blaze, shine brightly
Retemblar – to tremble
Cabalgar – to ride
Negrura - blackness



Saturday, July 2, 2011

El Hijo (1936)

Jesús Balmori (1887-1948) fue un escritor prolífico y ganador de varios premios literarios. Nació en Ermita, Manila y estudió en el Colegio de San Juan de Letran. En 1926, recibió el Premio Zóbel por las justas poéticas mantenidas junto a Manuel Bernabé. En 1938, su colección de poesías Mi Casa de Nipa ganó el gran premio de poesía en el concurso literario nacional.  Escribió tres novelas Bancarrota de Almas (1910), Se Deshojó la Flor (1915),  y Pájaros de Fuego(1945).
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Galindo fué otro hombre. Confiando el hijo a manos mercenarias, se arrastraba por todos los rincones de la casa flácida, enclenque, sucio y haraposo. En tanto el gran hombre, se daba a la mala vida entregado en vida y alma a la mujer fácil y al alcohol.
            Unas noche durmiendo una de sus grandes perturbaciones alcohólicas, tuvo un sueño desolado. Era Susana, inclinándose ante la camita de su hijo, estrechándolo y abrigandolo en su seno, y llevándoselo quietamente al través de las cerradas puertas…
            Él la detuvo: ---¿ A donde vas? ¿A donde te llevas el niño? ¿Qué es lo que estás haciendo, mujer?...
            Ella le miró  amargamente y sus crueles palabras cayeron como golpe de un martillo sobre las sienes del soñador:
            ---Has convertido el amor en odio y no eres digno de perpetuarte entre los hombres. Me llevo a nuestro hijo, porque todas las madres, al morir, debian hacer lo mismo. Quédate en la mentira de tus placeres y tus embriagueces. La verdad soy yo y el angel que me llevo….

            Galindo despertó azorado. Saltó de la cama y corrió hacia la inmediata habitación donde dormía el niño.
            Lo recogió en sus brazos; lo sacudió en lo alto; lo golpeó fuertemente contra su pecho. El niño estaba muerto.



Jesús Balmori
Excelsior, Manila
Octubre de 1936

English Translation

Ermita, Manila donde nació el escritor.



Vocabulario

arrastrar – to drag
enclenque – sickly, weak
haraposo -ragged
las sienes - temples
embriagueces - drunkeness
sacudir – to shake
estrechándolo y abrigandolo – embracing and sheltering him