Nos complace comunicar la
creación de una coalición de diversos portales hispanistas de internet con la
finalidad de elaborar este documento conjunto que expone un consenso de mínimos
en donde mostramos nuestra voluntad de cooperación en favor de un mejor
entendimiento entre las diferentes posturas existentes en la red. Nuestro
colectivo se ha dado a conocer con el nombre de Liga Hispánica y engloba a diez
dominios diferentes que convergen en el fomento y la difusión del hispanismo a
través de internet:
Tras un intenso y largo proceso
de diálogo en donde hemos buscado acercar posiciones se ha logrado alcanzar un
acuerdo de mínimos constituido por los siguientes cuatro epígrafes:
— Consideramos que la identidad
hispana es esencialmente un concepto cultural
— Reivindicamos la reunificación
político-territorial de la Hispanidad
— Nos enorgullecemos de nuestras
raíces hispánicas
— Condenamos los postulados de la
Leyenda Negra por difundir múltiples mentiras sobre la historia de la
Hispanidad en favor de sus detractores
Deseamos transmitir a la
comunidad internauta de índole hispano nuestro compromiso por fomentar
proyectos conjuntos que contribuyan a la divulgación y protección de nuestra
cultura. Finalizamos esta declaración conjunta mostrando el emblema de nuestra
coalición con el objetivo de facilitar la identificación visual de la Liga Hispánica:
El mes
pasado yo estuve de vacaciones en San Francisco. La ciudad es conocida por su belleza pero, sobre todo, por
sus destinos turísticos, incluyendo el puente Golden Gate, los tranvías, y su
arquitectura victoriana. La plaza principal
es llamada «Union Square», ubicada en pleno centro de la ciudad, y es la zona
comercial más conocida. Se encuentra allí un gran monumento que preside la
plaza y que conmemora la victoria del almirante Dewey en la bahía de Manila
durante la guerra entre España y Estados Unidos en 1898.
Union Square. Foto tomada
en abril de 2013.
Siendo
tantos los filipinos que se instalaron en el área de la Bahía de San Francisco,
no es raro oír tagalo en las calles y tiendas de la ciudad. De hecho, la ciudad
cercana de Daly City, los filipinos constituyen al menos 30% de la población. Es, por tanto, sorprendente que muchos
hijos de inmigrantes filipinos no sean bilingües. Muy a menudo los padres hablan
con sus hijos en inglés y los niños suelen contestarles en ese idioma, y dejan
de hablar tagalo (o su idioma nativo). Con el paso del tiempo, los «Fil-Americans» pierden el
dominio de su lengua natal y terminan por utilizar sólo el inglés.
A mi
prima, por ejemplo, luego de tantos años lejos de Filipinas, se le esta
olvidando el tagalo. Ella no habla español tampoco, a pesar de que vive con su
abuela, quien es una perfecta castellanohablante.
Lo
lamentable es que sabemos las ventajas de ser bilingüe o trilingüe. Pero enseñar
o no a sus hijos más de un idioma sólo depende de usted. ¿Quién lo va a hacer?
El gobierno, no.
En 1930,
Rafael Palma escribió en el periódico «Voz Española» sobre los beneficios de la
conservación de la lengua española al lado del inglés y el idioma nativo. Fue el autor de
varios libros, entre ellos «Biografía de Rizal», que fue traducido al inglés y
publicado bajo el título «Pride of the Malay Race» en 1949. Este escritor y
periodista fue elegido senador en 1916, y nombrado el cuarto presidente de la Universidad de
Filipinas en 1925.
La mentalidad de la Raza como resultado de la fusión de culturas e idiomas La conservación de la
lengua española al lado de la inglesa y de una autóctona no es un obstáculo
para el desenvolvimiento de una cultura nacional vigorosa y característica. Así
como el río es más rico cuando recibe su caudal de diversos afluentes, así la
cultura nacional es más extensa y variada cuando se surte de manantiales de
distinto origen.
Aunque desde el punto
de vista político se pueda decir que es y ha sido desafortunado y hasta
desastroso que el pueblo filipino haya salido de la soberanía española para
caer bajo la soberanía de los Estados Unidos, sin embargo, considerado este
incidente histórico en sus aspectos lingüístico y cultural, puede dar lugar a
resultados favorables, si nosotros sabemos aprovechar las oportunidades que nos
brinda tanto la cultura española como la anglo-sajona para la formación de una
mentalidad propia.
Del mismo modo que se ha
comprobado que no existen razas puras, tampoco existe una cultura pura y
exclusiva. La cultura de un pueblo se desarrolla por el contacto con otros
pueblos y la superposición o conglomeración de los elementos de cultura ajenos
con los propios es lo que favorece el incremento y enriquecimiento de la
cultura nacional.
Por este motivo, tanto
aquellos que han recibido su educación bajo la influencia de la lengua inglesa,
como los que se educaron bajo la influencia española no deben mirarse como
enemigos ni considerarse los unos superiores o más aventajados que los otros,
pues que estas dos corrientes de cultura podrán bifurcarse por algún tiempo
pero a la larga, cuando hayan sido asimiladas en el alma de la raza, volverán a
unirse desaguando en un mismo cauce y mezclándose en un mismo lecho para formar
la cultura típicamente filipina.
Rafael Palma
Presidente de la Universidad de Filipinas y de la Academia Hispano-Filipino
Estaba
hojeando un viejo álbum de fotos, cuando me encontré una fotografía sepia de
los familiares de mi bisabuela.
El sofá
de madera pertenece ahora a mi madre, pero nuestra casa ancestral ya no existe.
El mueble antiguo parece pequeño y tiene espacio para dos personas, o tres personas pero muy apretadas.
— Las personas de antes eran más pequeñas
que las de ahora — explicó mamá.
A veces me pregunto cómo era la vida antes de
la segunda guerra mundial.
En
algún lado leí que en la década de los treinta la esperanza de vida era de 37.5
años. No es de extrañar que te consideraran «muy viejo» si llegabas a los 60
años, como en el cuento «Cuando los Dioses Lloran». La autora misma murió joven con sólo 45 años de edad.
Evangelina
Guerrero nació en Quiapo en 1904. Combinó su pasión por la escritura con
trabajos periodísticos, y colaboró
en los periódicos «La Opinión» y «La Vanguardia» y la revista «Excelsior». Ganó
el Premio Zobel de 1935 por su colección de versos y prosas líricas titulado
«Kaleidoscopio Espiritual» En 1947, fue la primer mujer elegida para la
Academia de la lengua, pero ella declinó la oferta. Su padre era el gran poeta
Fernando Ma. Guerrero
La tía Valentina
dormía . Las chicas se cuidaban mucho de no turbar su reposo. Nada la enfurrupaba
tanto como el que se le estropease el sueño.
Sobre el terciopelo
rojo oscuro del sillón, resaltaba la blancura de su rostro y de sus carnes aún
tersas. Las manos, cuajadas de pedrería, tenían transparencias de lirio. La tía
Valentina, ególatra frenética, había llegada a los sesenta años triunfante. Los
dioses protegían la juventud de aquel cuerpo que, aparentemente, se conservaba
fuerte y hermoso.
Todas las mañanas, al
levantarse del lecho, frente al espejo, escrudiñaba su rostro en el que ni una
arruga se había atrevido a dibujar la tristeza de sus surcos. Los labios,
rosados como los de una niña, descubrían al entreabrirse la chispeante armonía
de sus dientes sanos. El único grito traidor del enemigo lo había ahogado en el
secreto de su alcoba, santuario inaccesible en el que solamente Mónica, la
vieja doncella, era permitida. Le era fiel como un perro y guardaba con un celo
intenso los secretos de su señora. Solamente ella sabía que Valentina, si no se
tiñese el cabello, lo llevaría completamente cano, sin una sola hebra negra. Cuando,
a las preguntas de los indiscretos, de cómo se conservaba tan bien, Valentina
respondía sonriendo que nada más que con un buen sueño y las duchas frías.
Mónica sabía que mentía con un
aplomo admirable. Porque nada temía ella tanto como un chorro de agua fresca.
¡Agua fría! ¡Y el reuma que la mataba! La sirvienta, y nadie más que ella,
sabía de los sujeciones de su ama al famoso e indispensable pediluvio, antes
del descanso nocturno. ¡Cómo sabían sus manos aliviar el dolor de aquella carne
dócil a los masajes y a los linimentos!
Valentina,
gustaba de verse rodeada siempre de caras bonitas, de la alegría retozona de
todo lo que es realmente joven y procuraba tener a su lado a las sobrinas
solteras. Y como nunca había tenido una niña suya, todo su afán de embellecimiento
y de cuidado lo cifró en sí misma y, algo también, en las chicuelas locas que
le llenaban la casa de risas y de charla de jilguero cantarín. Mónica era el blanco de las travesuras
de éstas. Cuántas veces se sintió abrazada de súbito por unos brazos traviesos:
dos, cuatro, seis, ocho manos que se posaban sobre sus hombros y su espalda
para zarandearla vivamente entre giros. Ella soltaba el pollo destripado y,
entre aspavientos y murmuraciones, se zafaba de ellas poniendo el grito en el
cielo.
Otras veces se acercaban a
ella, sigilosamente, y vertían en su oído la pregunta que la sacaba de sus
casillas: “Dinos la verdad, querida, ¿cómo te las arreglas para que Pedro, el
carbonero, pueda besarte a todas horas?”
¡Se armaba la de Troya! Mónica,
hecha un basilisco — siempre había sido la campeona más entusiasta del celibato
— cogía la escoba y corría tras las revoltosas tratando en vano de arremeter
contra ellas.
Al desenfreno de la carrera
y al ruido de las voces, acudía Valentina.
— ¿Qué es eso, criaturas? Y tú ¿qué palma brava te
traes entre manos?
— ¿Qué quiere usted que sea? ¡Las niñas, señora, las
niñas que me…! jadeante, sin aliento, Mónica se quedaba sin palabras y, dando
la media vuelta, se largaba a la cocina.
Valentina, tratando de mostrarse seria,
reprendía a las locuelas peo, como descendiendo a cierta complicidad con ellas,
terminaba diciendo:
— Niñas, no seáis así. La pobre Mónica está vieja.
¡Está muy vieja! ¡Está muy vieja la pobre!
La “pobre Mónica” tenía la
misma edad de Valentina.
El
presidente Elpidio Quirino recibió una cálida acogida en Madrid durante su
visita en 1951. En la terminal aérea, el presidente fue recibido con honores
por el Generalísimo Francisco Franco. En su discurso pronunciado en la cena de
gala, el Caudillo, recordó los fuertes vínculos que unen a Filipinas y España.
«Cerca
de cuatro siglos vivieron nuestros pueblos unidos en el mismo seno familiar, cuatro
siglos de convivencia no pueden ser borrados por medio de ausencia, en que pese
al apartamiento material que entonces representaba la distancia geográfica que
nos separaba, los pueblos español y filipino conservaron los lazos
indestructibles de la fe y de la familia. 1 »
La histórica visita del presidente Quirino a España (octubre de 1951).
El
presidente Elpidio Quirino, como todos los anteriores presidentes de Filipinas,
hablaba español con fluidez. Durante la década de 1950, varios líderes
prominentes, incluidos
vicepresidente Fernando López, senador Claro M. Recto, senador José C. Zulueta,
y otros senadores, eran hispanohablantes.
Sin
embargo, fue evidente que el idioma español se encontró moribundo en las islas.
El censo reveló que la población total era de 19,234,182, y el castellano era
hablado por menos de 2 %; el inglés 37 %; y al menos cinco millones de
filipinos no hablaron ningún idioma oficial (tagalo, inglés, y español). De los
más de 50 periódicos en español antes de la segunda guerra mundial, sólo el Voz de Manila seguía publicando pero
apenas sobrevivía, a pesar de la lealtad de sus lectores existentes. 2 El
otro periódico español La Opinión
había dejado de publicarse. Novelas españolas, como la obra balmoriana Los pájaros de fuego, no se publicaron
por su falta de rentabilidad.
En el
julio de 1952, la revista
Cuadernos Hispanoamericanos3publicó:
«Ya
estábamos un poco hartos de toparnos con bastantes y buenos universitarios
filipinos, con apellidos bellamente españolas como Mañosa, Roldán, Alcántara y
De los Santos, y que, sin embargo, apenas si chapurreaban algún que otro
vocablo en lengua castellana. ¿Qué habrá ocurrido allí, en las lejanas Islas
Filipinas? El inglés norteamericanizado de unos y el inglés perfectamente
inglés de otros daban pronta respuesta a esta dolorosa inquisición. El
castellano, idioma consonante con la espiritualidad hispánica del pueblo
filipino, estaba condenado a desaparecer en menos de cincuenta años, alejado de
la enseñanza pública y privada por leyes implacables; prohibido casi como medio
público de comunicación durante el medio siglo de dictado yanqui.»
La
lengua española era hablado principalmente por la clase alta y también por la
vieja clase educada (los que reciben educación bajo la influencia española).
Constituían un grupo de familias ricas y poderosas. Como el español se iba
perdiendo poco a poco, se tomó la decisión de enseñarlo en las escuelas. El
secretario de educación, José Romero, escribió:
«Desde
hace más de cincuenta años, se ha venido y se viene gastando millones y
millones de pesos para la enseñanza del inglés y últimamente también para el
tagalo. Por otro lado, el Congreso de la República ha aprobado ya cuatro leyes
referentes al idioma español. Son la Ley Sotto 4, relativa a la
enseñanza del castellano en las escuelas secundarias; la Ley Magalona 5que
dispone la enseñanza obligatoria de dicha lengua en los colegios y universidades;
la Ley 1881 o Ley Cuenco6, que amplia dicha enseñanza obligatoria
prescribiéndola para las Facultades de Derecho, Educación, Comercio, Artes
Liberales y Servicio Extranjeras; y finalmente, la llamada “Medical Act of 1959”, que extiende la
aplicación de la Ley Cuenco a la Facultad de Medicina. En una palabra, la
Constitución y el Congreso reconocen y aprueban la convivencia de los tres
lenguajes en nuestro país.»7
"Obra Edita por el Departamento de Educación"
Manila 1966
Los siguientes
son los mensajes de los presidentes a favor de español.
Presidente
Manuel L. Quezon (1935-1944)
«El
idioma español es el que nos liga a los pueblos hispánicos si tenemos la
prudencia y el patriotismo de conservarlo, no por considerar que para ser buen
filipino debemos amar a España, sino porque para ser buen filipino, debe amarse
todo aquello que sirve para fortalecer a Filipinas y asegurar su independencia
y tranquilidad.»
Presidente Elpidio Quirino (1948-1953)
«España
nos dio ante todo el rico y armonioso idioma español, que fue nuestro poderoso
factor de enlace y comunicación con la cultura y la civilización del mundo
exterior, llenó de las páginas de nuestra literatura en sus más bellas manifestaciones, y, aún ahora, es el
idioma con que rezamos para pedir a Dios la gracia y el aliento para las
grandes empresas del hoy y mañana.»
Presidente
Carlos García (1957-1961)
«Fervoroso
creyente, por un lado, en la pervivencia lenguaje español en nuestro país,
considerado como una las bases más firmes de la cultura que nos honra y
distingue, y por otro, teniendo en cuenta que nuestra historia nacional está
escrita en dicho idioma, y que es el lenguaje en que escribieron nuestros
caudillos, los próceres del pensamiento filipino, los héroes y mártires de
nuestro glorioso ayer, creo un deber de justicia y de gratitud fomentarlo y conservarlo
para la posteridad.»
Presidente
Diosdado Macapagal (1961-1965)
«Es
innecesario, a mi juicio, subrayar la importancia que tiene para el presente y
el futuro de nuestra cultura y nuestra vida internacional, el mantener vivo y
fecundo el idioma español que forma parte integrante, y no ciertamente pequeña,
del sacrosanto llegado de nuestros mayores. La legislación vigente para el efecto y la existencia
misma de una División de Español y Cultura en el Departamento de Educación constituyen prueba suficiente de esa
importancia que damos los filipinos a la lengua filipina para llevar a cabo su
patriótica labor, cuya plena fructificación estamos procurando con sincero afán
y sostenido esfuerzo.»
Todos
sabemos que ocurrió después. A pesar de los esfuerzos desplegados en los años
50 y 60, el número de los hispanohablantes siguió disminuyendo. Por último, el
español dejó de ser lengua oficial y se eliminó de la enseñanza estatal desde 1987 con la nueva constitución
que se redacto tras la caída del régimen Marcos. A pesar de lo que algunos historiadores decían, el primer Presidente de la República, Emilio Aguinaldo, hablaba español. Referencias:
1. La Vanguardia. La estancia con que honra
a España el Presidente Filipino. 5 de octubre de 1951.
2.
Keith Whinnom. Spanish in the Philippines. Journal
of Oriental Studies. January 1954.
The Voz de Manila is the only
surviving Spanish daily. It is driving its proprietors into bankruptcy and
cannot now afford a news-service of its own. By special arrangement with the
other English newspapers it reprints translation of news items and articles a
day or more after they appear in other papers. It carries advertisement in
English and is badly printed, with English type, and on poor paper.
3. Cuadernos Hispanoamericanos. El Español
obligatorio en la Enseñanza Filipina. Julio de 1952.
4. Republic Act No. 343 (Sotto Law), approved on 26 February
1949. Includes the teaching o Spanish as one of the possible subjects in all
the high schools, either public or private. The Secretary of Education “shall take the necessary stops to
comply with this provision as soon as possible”
5. Republic Act No. 709 (Magalona Law) approved on 5 June
1952. The teaching of Spanish is made compulsory in all public and private
universities and collages and all students are required to complete 12 units at
least in this subject. No college course is to be initiated or continued in any
public or private collage or university unless Spanish is included in its
curriculum
6. Republic Act No. 1881 (Cuenco Law). Approved on 22 June
1957. Amends Article 1 of Act No. 709 by increasing to 24 the number of Spanish
units required by students to complete their Studies in Law, Commerce, Liberal
Arts, Foreign Service and Education.
It is provided that the 24 units shall include the teaching of the
original Spanish version of various Philippine works, such as the Memorías de la Revolución Filipina of
Mabini, the speeches of the Congress of Malolos, and the great poems of
José Rizal, Cecilio Apóstol, Jesús
Balmori, Manuel Bernabé and other notable poets.
7.José
E. Romero. Secretario de Educación. Manila, 12 de Octubre de 1960
Al
finales del año pasado, el presidente firmó la ley para proveer fondos
gubernamentales para anticonceptivos y educación sexual en las escuelas, a
pesar de la fuerte oposición de la Iglesia Católica.
Más de
400 años de Catolicismo
en Filipinas.
Dependiendo
del punto de vista del lector, esto fue un hito en los derechos humanos, principalmente la protección de los
derechos de la mujer, o el comienzo del fin de la moralidad en nuestro país.
Pero no
hay que olvidar que han sido necesarios más de 15 años de debate para conseguir esta Ley de
Salud Reproductiva. Durante ese periodo, ambas partes en el conflicto hicieron
declaraciones controvertidas.
Pro-ley:
«El crecimiento económico no favorecerá a los pobres hasta que haya una
política de control de la natalidad en el país.»
Pro-vida:
«La mentalidad anticonceptiva es la madre de una mentalidad abortista. La ley
fue empacada para parecer un regalo al servicio de salud de las madres. No lo
es. Conducirá a mayores crímenes contra las mujeres.»
La
controversia no es algo nuevo para la Iglesia Católica. Muchos artículos han sido escritos y publicados
sobre los escándalos de la iglesia. Este cuento fue escrito por Angeles L. de
Ayala en 1924. Desafortunadamente, nada se sabe acerca de su vida.
La
fuerza del obispado es tal que Filipinas es el único país
El Padre Alberto era
un real mozo, a pesar de su sotana, y mas que un penitente había mentalmente pecado al contemplar a su
confesor cuando ocupaba el tribunal de la penitencia, preguntándose por que un
hombre tan guapo habría sido cura, pudiendo haber vuelto loca a cualquiera
muchacha casadera. Era arrogante, con ojos negros de mirada expresiva, en los
que se notaba un algo picaresco. Cuando ocupaba su puesto en el confesonario,
las muchachas le rodeaba a porfía, deseosas de recibir la absolución de
aquellos labios hechos para derramar mieles en lugar de represiones entre sus
penitentes.
En cierta ocasión fue
a confesarse una joven de dieciochos años, alta, rubia, de continente poético,
de boca sonrosada de mirar suave e inocente, y de cándido conjunto, que el
Padre Alberto examinó al soslayo, y que la joven pareció no advertirlo.
Desde entonces, todos los
lunes, a la hora de abrir el tribuna de la penitencia, cualquier observador
hubiera visto arrodillada en él una joven que con muestras de grande unción
esperaba le llegara el turno, y cuando esto ocurría, el cura, que había estado
pálido y nervioso; adquiría un fuerte color de rosa, y daba principio la
confesión , que debía ser prolija a juzgar por el tiempo en ella invertido y
por la agitación producida en el uno y en la otra.
Más, como todo tiene
fin en el mundo, las confesadas del padre Alberto, no contestas con el papel de
comparsas en aquella función, comenzaron a murmurar de tales confesiones, ya
por envidia, ya por malevolencia, sujetando al más escrupuloso examen al
confesor, antes y después del acto a que se consagraba.
Pero oigamos lo que
hablan dos de las confesadas, ni jóvenes ni hermosas, pero sobradas de intención
y picardía.
— Hoy,
señora Flaviana, deben habérsele pegado las sábanas al Padre Alberto, porque
son las seis y media de la mañana y todavía no se ha presentado por aquí.
— El
Padre Alberto es muy joven, y a veces debe acostarse con la cabeza demasiado
caliente de tantas confesiones, y tal vez…
— Y
sobre todo si las penitentas son rubitas y lindas, Señor, perdonadme, que ya
estoy pecando sin querer.
— La
carne es flaca y nuestra resistencia tan débil. Pero ahí está el teniente cura.
Sin duda que nos traerá noticias del Padre Alberto.
—Jesús,
María y José ¿Será verdad?
—¿El
qué? ¿El qué?
—Que el
Padre Alberto está muy mal herido. Ha volcado un automóvil en que iba, y el
buen Padre se ha dislocado un pie y se ha roto el brazo derecho. También se
asegura que una joven… Pero no debe ser verdad.
La
navidad es la fiesta más querida en nuestro país, que por tradición se empieza a celebrar desde el 16 de
diciembre, el inicio de la Misa De Gallo (Simbang Gabi). Termina el 6 de enero
con la fiesta de los Reyes Magos (Tatlong Hari). Es costumbre de dar y recibir
regalos (aguinaldos).
Mis padres me dieron esta acuarela.
La colgaré en la pared de mi casa.
Curiosamente,
cuando mis abuelos eran pequeños, no recibían sus regalos en Nochebuena o el día de Navidad,
sino el 6 de enero con la llegada de los Reyes Magos. En la Víspera de Reyes
dejaban sus zapatos en un lugar visible de la casa. A la mañana siguiente, junto a los zapatos, encontrarían los
juguetes.
Aquí
hay una historia de está vieja tradición navideña. Les deseo a todos una Feliz Navidad. ¡Maligayang Pasko!
¡Noche
de Reyes! ¡Noche de Magos! ¡Leyenda santa que proyecta sobre las almas
infantiles la llama de la Divina Ilusión! ¡Milagro que hace florecer los
balcones y las cuaja de mercedes caídas de cielo!...
La
abuela, en su lecho, con los ojos abiertos pensaba en los niños — criaturas de
Dios — que estarían durmiendo con la sonrisa en los labios esperando ansiosos
el amanecer para ir a correr y ver los regalos traídos por los Reyes. Pensaba
en los hombres-niños que ya no creerían en los Reyes Magos pero todavía
conservaban muy adentro el recuerdo de la Divina Ilusión y la sentían una y
otra vez rediviva a lo largo de la Vida. Y pensaba en los nietos…
Tenían
razón. Al día siguiente se iban a marchar definitivamente, y ella estaba ya
resignada a volver a su antigua soledad, porque comprendía que tampoco podían
estar con ella para siempre. La despedida tenia que venir. Ya había sabido
mostrarse brava. Esta misma noche, durante la cena, ya anunciada la marcha de
todos para el día siguiente, ella había sugerido que debían coronar con algo
memorable la estancia con la abuela. Los nietos, muy conformes con la idea, se
rompían la cabeza pensando en “algo memorable” hasta que Estrella, muy traviesa
y también muy imaginativa, se dio un golpetazo en la frente y exclamó:
— Ya,
ya lo tengo…
— ¡Pse!
Alguna tontería — la desdeño Juan…
Le sacó
la lengua Estrella. El envidioso!... Y, pues, sí tenía una idea, una espléndida
idea…
—Vamos,
vamos niña… ¿qué es? — pregunto la abuela…
— Pues
esto; que nosotras, las chicas, vamos a poner nuestros zapatos en las ventanas
y los chicos…
— ¡De
Reyes Magos!...¡Magnifico!... —aplaudió Enrique, —Yo voy a ser Melchor…
— Y yo,
Gaspar…
— Y yo,
Baltazar…
Y así
blanqueaban a esta hora los zapatos en las ventanas del comedor. Del comedor
precisamente porque eran las ventanas mas accesibles para los Reyes Magos.
Y la
abuela le daba vueltas en la cabeza a una idea traviesa, una idea picaresca.
¡Oh, su lejana juventud… Sólo con pensar en “la idea” se sentía remozada,
devuelta a las energías juveniles. Sí, sí lo haría, ¿por qué no? Sería una
broma y si, por alguna casualidad cuajaba mejor que mejor. Así habría
contribuido a la felicidad de sus nietos; así habría hecho renacer la Divina
Ilusión…
Saltó
del lecho, muy quedamente. Encendió la luz. Rebuscó en los cajones. Luego,
satisfecha, se puso a dar cuerpo a “la idea”…
Al día
siguiente, durante el desayuno, la abuela fue mirando uno por uno a los nietos.
Y ¡temblaba! … ¡temblaba!
Ellos,
muy extrañados. Ellas, muy serias. Y dentro de la seriedad, la Divina
Ilusión palpitando en promesas de
felicidad. Una Divina Ilusión, tan evidente, que la abuela se sentía
rejuvenecer. Y era obra suya ¡obra de sus sesenta años! Porque ella, la noche
pasada, la noche de Reyes, había querido ser una Maga y había colocado en los
zapatos… ¡cartas de amor!
Cuando visito a mi primo, el Sultan de Brunei, me avergüenzo de ser tan pobre. Eso es
lo que le dijo el Sultan de Sulu a una periodista de Asia Times en 2002.
Sulu es
una de las provincias más pobres de las Filipinas. La guerra en Mindanao ha creado un tumulto por doquier, y les
brinda a todos los moros una razón para decir: — antes de la conquista de
nuestro país, éramos adinerados y poderosos.
El Real
Sultanato de Sulu fue fundado como un estado teocrático en 1457, y se extendía
en su apogeo desde la isla de Palawan en el norte, hasta el Sabah en el sur.
La antigua bandera del Sultanato de Sulu
Durante
la época de la colonización española, se produjeron numerosos conflictos
armados entre fuerzas del Sultanato y tropas del ejército colonial español. Finalmente,
las tropas del general Malcampo tomaron la isla de Joló en 1876, pero el
gobierno colonial nunca pudo controlar todo el territorio de influencia
musulmana en los tres siglos que colonizó Filipinas.
En el
cuento La Sultana de Joló, José Montero Vidal escribió:
«Quiera
dios que la preciosa sangre vertida en las arenas de Joló durante la campaña de
1876 sea la última que allí se
derrame, y para que de la tan costosa expedición del general Malcampo obtenga
Filipinas los beneficios que se prometería su autor al realizarla, pues tiempo
es ya de que la humanidad prefiera los pacíficos triunfos de la paz á los ruidosos
de la guerra, que jamás deben pretenderse sin una necesidad ineludible y
suprema, porque llevan consigo el triste privilegio de consumir en un día la
riqueza adquirida por un país durante muchos años, con gravísimo perjuicio de
sus intereses y de su material progreso, y con pérdida dolorosísima de sus
mejores hijos.»
Años
después, el conflicto continúa sin
disminuir hasta hoy, pero aún hay esperanzas. En el mes pasado, el gobierno
filipino y el Frente Moro para la Liberación Islámica firmaron un preacuerdo de
paz que podría poner fin a la guerra.
El siguiente es un fragmento del cuento La Sultana de Joló.
El Sultan, admirado
de la belleza de Lólen, la eligió con preferencia á todas, y la hizo pasar á
sus habitaciones.
Los demas cautivaos fueron
vendidos ó destinados á diferentes trabajos.
El Sultan despidió á su
deudo felictándole por la buena presa que había hecho. Después se dirigió á Lólen,
y en dialecto visaya, le dijo:
— Tranquilísate, hermosa
doncella; calma el pesar que te domina y que descubres con el llanto de tus
ojos, pues ojos tan bellos, mejor lucen encendidos por el amor que humedecidos
por el llanto. En tu tierra carencias de poder, aquí serás sultana.
— Señor, le contestó Lólen;
prefiero ser la más humilde en mi patria á ser aquí la reina. Os ruego que me permitáis volver al lugar de donde
tan villanamente me han arrebatado, pues en estos momentos mis desdichados
padres estarán muriendo de dolor por mi infortunio.
— ¡Que consienta tu
vuelta á tu país! Sería preciso estar
loco.
— ¿Por qué, señor?
¿Es justo vuestro proceder? ¿Con qué derecho se me hace esclava cuando nací
libre? ¿Por qué se me trae aquí, si mi voluntad no es esa?
— Yo no debo discutir
contigo esa cuestion: sólo puedo decirte que eres hermosa como una hurí y que
serás mía.
— Primero moriré.
— ¡Como! ¿Rehusarias
ser mi esposa?
— Prefiero no serlo.
— ¿Por qué?
— Porque no puede ser. Si consentis que permanezca en Joló,
os aborreceré. Yo no doy mi corazón al que no amo.
— ¿ Y si no fueras mi
cautiva, me amarías?
— Tampoco, por que
amo á otro.
— ¡ Tienes marido!
Exclamó el Sultan con un acento de ira que infundía miedo.
— Tengo un prometido
que será mi esposo.
— No lo será,
mientras yo viva.
— Pues no he de tener
otro.
— Sí, me tendrás á mí.
El Sultan se aproximó
á Lólen en ademan de abrazarla. Lólen dio un paso atrás, y tomando un puñal que
había sobre un velador, dijo con enérgica resolución:
— Si os acercáis, con
este puñal heriré vuestro pecho ó
atravesaré mi corazón.
El Sultan quedó
inmóvil.
La actitud resuelta
de la joven le contuvo.
Presumiendo que los medios
cariñosos y los halagos darían mejor resultado que la violencia, dijo:
— Eres una loca: deja el
puñal y hablemos.
—Hablad lo que gustéis,
contestó sin soltarlo.
—Conozco que te empizo á amar. Es necesario que
seas juiciosa y te fijes en que si me irritas obtendré por fuerza lo que no me
otorgues de grado. Aquí no hay más voluntad que la mía. Yo anhelo tu amor y lo obtendré. Contra
mi costumbre desisto de apelar á medios violentos. Estás ahora de mal humor,
porque te han arrebatado de tu país; quiero dejarte tiempo bastante para
reflexionar con calma. En la casa in mediata tienes habitación y mujeres que te sirvan. Mañana iré á
verte.