Friday, January 10, 2014

Palabras Y Frases Mal Empleadas en Filipinas (1937)

«Cuando hable al castellano, evite las palabras y frases incorrectamente usadas en Filipinas, como son los filipinismos y sajonismos, y otras formas viciosas que afean su estilo. El libro le servirá de guía correctísimo para evitar estos errores.» proclamaba un anuncio de 1938 en el periódico local La Vanguardia.

Tuve la suerte de leer este libro raro Prontuario de Palabras Y Frases Mal Empleadas en Filipinas. El autor, Manuel de los Reyes, escribió artículos en periódicos principalmente sobre el buen uso del idioma español en Filipinas.  En 1938 se le otorgó el Premio Zóbel por su obra. El escribió: Es innegable que hay un verdadero torrente desbordado de palabras y frases incorrectas que nos ahoga cada día más. Al paso a que vamos, no estará lejano el día en que no podremos entendernos, pues lo que se hable aquí no será castellano, ni inglés, ni tagalo, ni nada que a estos idiomas se parezca, sino un nuevo idioma sin reglas de ningún género, y con respecto al cual cada uno se creerá con derecho a inventar y a añadir todo lo que se le antoje conveniente.



Eso quiero decir que es mejor escribir o hablar en un español más cercano al estándar. Se tiene que evitar expresiones coloquiales y modismos locales porque suenan raros a los oídos españoles.


— ¿Dónde está su hermano?
— Ha bajado. 1
— Deseo saber si o no2 él va a comprar calzados. 3
— Basta4 me dijo que él fue allá con5 Emilio.
— Tiene muchos reclamos6 contra Emilio, ¿y esta allá?
— Yo no sé con él.7
— Él cuidado.8

Equivocaciones.  Seguro. Los desajustes de género y número suenan cómicos en cualquier idioma, sea el español o el inglés. Sin embargo, algunas de estas palabras y frases son consideradas específicas de Filipinas.  Esto es lo que marca la diferencia de nuestro español con el de otros. Un hispanohablante no tiene que preguntarnos si somos filipinos. Lo sabe.

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1. Bajar de casa — Esta frase, en el sentido de “salir de casa”, quizás sea desconocida para muchos españoles; pero raro será el filipino que no la use, o por lo menos que no la haya oído con frecuencia. Muchas veces preguntamos por una persona y nos dicen: “ha bajado”; y cualquiera se figura que ha ido al entresuelo, o a la meseta de la escalera, o al zaguán de la casa, o al jardín, o a cualquier otro lugar situado en el piso bajo, y resulta que lo que quieren decir es que “está fuera de casa”.  Pues, señor, lo más claro es decir “ha salido” y no “ha bajado” no significa “salir”. Pero, ¡vayan Uds. a oponerse a la corriente, y les dirán que el pueblo hace las leyes, y que Vox populi Vox Dei!

2. Sí o no — Se ha extendido por aquí la costumbre de traducir literalmente del inglés la expresión inglesa whether or not (sí o no), y así es muy frecuente oír frases como las que siguen: “deseo saber sí o no Ud. va a comprar esta casa”; “no se han tomado la molestia de averiguar sí o no existe algún otro remedio”; “lo esencial es determinar sí o no tienen derecho a lo que piden”.

3. Calzados — Es una de las palabras que muchos usan sin saber lo que significan; saben que “calzado” es algo que tiene que ver con el pie, y creen que es sinónimo de “zapatos”; y así hay quien dice: “he comprado unos calzados”; voy a comprar calzados”; y hasta se ven anuncios en las tiendas, que dicen: “aquí se venden calzados” y no se venden más que zapatos.

Anuncio en la revista Renacimiento Filipino (1913)

“Calzado” es “todo género de zapato, alpargata, sandalia, etc., que sirve para cubrir y reguardar el pie,” y también “lo que sirve para cubrir o adornar el pie y la pierna,” y en este sentido las medias y las ligas pueden considerarse también como calzado; pero esta palabra no se usa generalmente en plural, sino en singular, y así se dice: “el calzado que llevas es de buena calidad”.


Otros van por otro lado también vicioso, y dicen: “he comprado un zapato blanco”; “ese zapato que llevas es muy bonito”. Pero, ¿qué? ¿Se trata de personas que no tienen más que un solo pie?  Entonces no tenemos nada que decir; pero, si son personas que tienen dos pies, ¿por qué se ha de decir “un zapato”?

4. Basta —Esta palabra se emplea en Manila de un modo muy peculiar en las siguientes frases: “yo no le vi; basta me dijo Luis que él había venido”; “yo no sé nada de eso; basta me dijeron que era así”. Parece que lo que se quiere expresar con estas frases es lo siguiente: yo no le vi solamente supe por Luis que él había venido”. “Yo no sé nada de eso; solamente me dijeron que era así”

5. Allá con— Esta es una de las cosas cuyo origen no se puede encontrar ni en la razón ni en las reglas. Muchos dicen “Allá con nosotros hay muchas flores”; “fuimos allá con Emilio”; “estábamos allá con Enrique”; al oír esto, cualquiera se figuraría que lo que quieren decir es que “fuimos a un sitio en compañía de Emilio”, o que “estábamos en otro sitio juntamente con Enrique”; pero no es eso lo que quieren decir; lo que desean expresar es otra cosa muy distinta. Para ellos, las palabras “allá con” significan “en la casa de” o “a la casa de”. De modo que en estos ejemplos lo que deberían decir, para expresar su idea, es esto: “en nuestra casa hay muchas flores”; “fuimos a la casa de Emilio”; “estábamos en casa de Enrique”.

6. Reclamo — este nombre lo usan mucos como sinónimo de “reclamación o queja”, y así dicen: “Pedro vino con muchos reclamos”, queriendo decir “con muchas reclamaciones” o con “con muchas quejas”. “Reclamo” significa una cosa muy distinta; significa, entre otras cosas, una voz o grito con que se llama a uno, o una cosa que atrae o convida, o una cosa que se exhibe para llamar la atención de la gente.


May reklamo ka? Itawag ...
Si tiene reclamos (quejas), llame...


7. Con él — “Yo no sé con él” es un compinche del “Ud. cuidado”.  Dicha frase en la jerga vulgar de Filipinas, significa “No sé lo que él piensa”, “no sé dónde lo ha puesto”, “no sé por qué lo ha hecho”, “el sabrá lo que se hace”, etc.

 8. Cuidado — “Usted cuidado”, “tú cuidado”, son frases ya consagradas por el lapso de los años. Con estas expresiones se quiere decir un mundo de cosas; unas veces se quiere decir “encárguese Ud. de esto” “cuide Ud. de esto”, “atienda Ud. a esto”; otras veces se quiere dar a entender “aténgase Ud. a las consecuencias”, “sufra Ud. las consecuencias”, “haga Ud. lo que quiera”. Si hay, pues, tantas formas para expresar correctamente estas ideas, ¿por qué hacer uso de otra que, aunque breve, y extendida, y empleada por largos años, dista mucho de ser correcta? Contestación única, irrebatible contundente: “porque todo el mundo lo dice, y no hemos de ir en contra de todo el mundo”.

9. Camisa-dentro — Es otra de las palabras de nuestros tiempos. pero, señor, ¿por qué no se ha de decir simplemente “camisa”? Dicen que se para distinguirla de las otras clases de camisa. Pero, si ya cada clase tiene su nombre determinado, ¿para que inventar un nuevo vocablo? ¿No decimos “camisa de chino”, “camisa de dormir”, “barong tagalog” ( o sea camisa tagala”), “camisa de mujer” etc.  etc? ¿Para qué, pues, la palabra “camisa dentro”? Dejemos la palabra “camisa” para significar lo que llaman “camisa-dentro”, que ya las demás clases de camisa tienen su denominación especial.

Pero lo más bonito es uno de los argumentos que se alegan: dicen que hasta los lavanderos, y especialmente los lavanderos chinos, no entienden si no les dice “camisa dentro”, y que no hay otro remedio que emplear esa palabra. ¿Qué las parece a Uds.? Los lavanderos chinos son los que han de imponer las reglas para hablar en castellano…¡¡¡Brutal!!!

Manuel de los Reyes
1937


Sunday, December 8, 2013

El Campeón (1939)

Mientras estaba siendo escoltado para su ejecución en Bagumbayan, José Rizal volvió su cabeza,  y mirando a las torres de la iglesia de Ateneo, preguntó: ¿Es aquello el Ateneo?
— Sí,  le dijeron los padres jesuitas.
— Pues siete años pasé yo allí, respondió él. Todo lo que me han enseñado los jesuitas  ha sido bueno y santo. 1

Iglesia de San Ignacio y Ateneo Municipal en Intramuros.


El héroe nacional estudió en el Ateneo de Manila, el cual fue fundado por los jesuitas españoles en 1859, cuando se hicieron cargo de la Escuela Municipal de Manila en Intramuros. Aparte de Rizal, la escuela había producido otros escritores filipinos en español como Wilfredo Ma. Guerrero, Emetrio Barcelon, Sr. y Claro M. Recto. De algún modo se metió un día en mi cabeza la idea de que hay muchos libros en español allá.
— ¿Esto es todo?, le dije sorprendido a la vendedora
— Es lo que veo,  contestó ella con voz inocente y se dio cuenta que  yo estaba decepcionado. 

Encontré sólo un libro en español que estaba disponible para la venta:“El Campeón” por Antonio Abad.

Mi foto del Ateneo Press, ubicado en la Avenida Katipunan, Ciudad Quezón.



La obra a pesar de haber recibido el Premio de Literatura de la Mancomunidad Filipina en 1940, había permanecido inédita hasta hace unos seis meses. Por último, el libro fue publicado por la prensa universitaria del Ateneo, y es el tercer título de “La Biblioteca Clásicos Hispanofilipinos”, la cual es un proyecto del Instituto Cervantes Manila.


La obra constituye un reflejo de la sociedad filipina, y es sobre la vida de un gallo de pelea campeón llamado Banogón. Curiosamente, hay tres manuscritos de la misma novela tal como fue modificada en 1939, 1940, y 1962, pero su origen se remonta a 1925 con la publicación  del anterior cuento corto de Antionio Abad El Dolor Del Viejo Campeón.


Si desea adquirir una copia del libro, puede pulsar aquí para acceder al enlace del Ateneo Press. El precio del libro es de 500 pesos.


1. Vida Y Escritos del Dr. José Rizal. W. E. Retana. 1907
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    De pronto, cuando ya le creía suficientemente enardecido, Laktón voló sobre su enemigo. Había llegado el momento escogido por él para asestarle el golpe definitivo, mortal, que le tendería sin vida en el suelo. Pero Banogón permaneció clavado en el suelo mientras su adversario azotaba inútilmente el viento. Banogón había conocido el fuerte de Laktón, y no se vendió. Y antes de que lograse ponerse en guardia, cayó sobre él apenas tocó la tierra con sus patas. Estalló en las graderías un grito formidable, escapado de mil gargantas. Las primeras gotas de sangre habían enrojecido la arena. Inggoy, sin darse cuenta, había roto con la mano, hiriéndose, una caña de la empalizada. La fiera cuchilla de Banogón había penetrado en la carne de Laktón. ¿Dónde? Nadie podía decirlo.

     Los dos gladiadores habían vuelto a estar frente a frente. Los ojos de Banogón brillaban como dos brasas. Él también había visto la sangre caer como gotas de lacre rojo. Su tarea se reducía ahora a esperar otro ataque de su rival para asestarle otro golpe igual. Laktón empezó a sentir un dolor agudo. “Estoy herido”, se dijo. Y su corazón, bravo y corajinoso, sintió la necesidad de devolverle golpe por golpe. Si Banogón se negaba a seguirle en el aire, su muerte estaba decretada. Desde arriba llovería sobre sus espaldas una andanada de cuchilladas. ¡ A volar ahora!

     Pero al abrir las alas, la derecha se negó  a obedecerle. ¡El cuchillo de Banogón se la había destrozado! Con la fuerza del fracasado salto inicial, Laktón dio una media vuelta. Tuvo que hacer un violento esfuerzo para no caer en tierra y, enseguida, hacer frente a su adversario que, sorprendido con aquel, para él, inexplicable movimiento, se había abstenido de lanzarse al ataque.

     La bóveda de nipa retumbó con el estallido de un segundo grito. La canalla vio que el ala derecha de Laktón colgaba inerte. Banogón comprendió que su victoria estaba próxima, pero no pensó en apresurar su llegada. Él sabía que, baldado como estaba, Laktón podía aún oponer una magnífica defensa ya acaso, asestarle un golpe peligroso si él se acercaba demasiado sin tomar precauciones. A su vez, él se lanzó al aire, y Laktón, incapaz ahora de seguirle, casi se tendió en el suelo con las patas encogidas y las alas abiertas. Así era inatacable y en posición de agredir a quien se atreviese a hostilizarle desdel aire.

     Banogón volvió al ataque, y al encontrar a Laktón en la misma posición, sin darle tiempo a ponerse en guardia, lanzó sobre él, apenas puso la pata en el suelo, una andanada de golpes, hiriéndole bárbaramente espaldas y costillares. Fuera de sí, en el frenesí de su furia homicida, Banogón sintió de pronto que una mano vigorosa le había alzado en vilo por las cobijas y, a continuación, otras manos, más blandas y hospitalarias, lo habían cogido y depositado enseguida a un lado del ruedo, mientras una tempestad de gritos hendía e aíre ensordeciéndole. ¡Había triunfado! su adversario yacía allí, a pocos metros de él, sin vida, sobre un charco de sangre.

Antonio M. Abad
El Campeón
1939



Friday, November 15, 2013

Gota de Lágrima (1966)

Cuán desolada se ve la ciudad de Tacloban en la isla de Leyte, tras el paso del super tifón Yolanda. Nosotros filipinos estamos tristes y atemorizados de ver tan dañadas las casas… los edificios… todo.  Tantos muertos y tanta destrucción.

En estos momentos tan difíciles, apreciamos sinceramente la ayuda prestada  a nuestro país por la comunidad mundial.  A todos ustedes les agradecemos enormemente su simpatía y solidaridad.

Sobreviviente del tífon.

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Gota de Lágrima (fragmento)

            Yo soy la gota de agua dulce y pura
que a los nubes el rayo arrebató;
y la ventisca que envidió mi albura,
al proceloso piélago me echó,
para amargar mi prístina dulzura,
para enturbiar mi transparente yo.

            Yo soy agua de unidad amarga,
sin el prestigio original de antaño;
vientos que el orco sobre mí descarga
trenzan mis olas para hacer más daño,
y así palpito en asechanza larga,
como un monstruo que duerme por engaño.

             Soy una vela de impoluta cera,
para Dios encendida en el altar;
¿quién pudiera, Dios mío, quién pudiera
mi destino futuro adivinar?
Puede venir el viento por mi vera,
y con un soplo me podrá apagar.

            Si como gota de agua me he perdido
en el inmenso piélago insidioso,
como grano de trigo me he podrido
en la aridez de un pedregal sinuoso,
Dios mío, como luz en el olvido,
¿a dónde iría sin tu amor glorioso?...


Vicente de Jesús
Discursos de Malolos y Poesías Filipinas (1966)

Thursday, October 24, 2013

Chabacano de Ermita - Quilaya Bos (1917)


Al oír la palabra «chabacano» los filipinos piensan en Zamboanga o en Cavite, pero nadie piensa en Ermita. Un hecho bastante curioso es que se hablaba el chabacano allí hasta el mitad del siglo XX.

Antes de la urbanización y el progreso económico durante el siglo pasado, Ermita era un pueblo pequeño y tranquilo. Según del Diccionario Geográfico de las Islas Filipinas (1851): «El pueblo de la Ermita nada ofrece notable, porque después de haberse despejado por esta parte la plaza en 1762 no se ha permitido edificar nada elevado ni sólido: su iglesia no es mas que una capilla situada en la Calle Real.» 1

La Iglesia Vieja de Ermita fue destruida
durante la Segunda Guerra Mundial.
(Una foto de 1880)


Este barrio de nipa fue fundado en el siglo XVI. En aquel entonces se le conocía “La Ermita”, porque en este lugar se erigió el primer santuario cristiano, en el que se adoró la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Guía. 2

Ermita se distinguía de los otros barrios de Manila por su idioma. Allí se hablaba un español criollo, que unos llaman «chabacano de ermita», y otros «ermitaño» o «ermitense». Es difícil conocer el origen exacto de este criollo, pero podría ser el resultado del contacto lingüístico. En 1655 doscientas familias de la isla de Ternate (Molucas) se asentaron en el Campo de Bagong-Bayan 3, entre Intramuros y Ermita. Ya era bien sabido que en la isla de Ternate se utilizaba un pidgin portugués-malayo. Según algunas descripciones del siglo XVII, estas familias hablaban un «español corrupto». Un filólogo especialista en las lenguas criollas, Keith Winnom, hizo la teoría que este idioma ternateño es el origen del chabacano.4


En el fondo, el Campo de Bagong-Bayan (La Luneta) y el pueblo de Ermita,
vistas desde Intramuros (circa 1900)


Con el paso del tiempo, el lugar fue cambiando de un tranquilo pueblo pesquero a un distrito muy urbanizado. La playa desapareció debido a la construcción de un nuevo camino (bulevar de Dewey). Hasta los nombres de las calles han cambiado, por ejemplo, la Calle Real es ahora MH del Pilar Street, la Calle Nueva es actualmente A. Mabini Street, etc….

Calle de la Gallera = Arquiza Street
Calle Herran = Pedro Gil Street
Calle de la Marina = Guerrero Street
Calle Nozaleda = General Luna
Calle del Observatorio =  Padre Faura Street
Calle San José = Alhambra Street
Calle San Luis = TM Kalaw Street

Calle San Luis (1900)


Mi foto de la Calle San Luis (ahora TM Kalaw Street)
Foto tomada en Agosto de 2012.


Desgraciadamente, no se conserva el idioma de los ermitaños. Después de la segunda guerra mundial, el pueblo fue totalmente destruido. El ermitense desapareció junto con los que lo hablaban antes de que pudiera ser objeto de un estudio serio de parte de los académicos. Solamente quedan unos pocos escritos, especialmente el cuento y los tres poemas de Jesús Balmori. El siguiente es un video que yo hice sobre el poema ermitense «Quilaya Bos».

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QUILAYA BOS
Si de jablá yo bueno quilaya el bos pigura
No de encontrá yo plores para bisá ele cómo;
Bos como un talde blanco, ta lleno de dulsura;
Bos como el plores de oro que ta na sinamomo

SI bos ta caminá ta sintí yo que todo
Ta llená de perfume, resplandor y colores
Como si de pasá un procesión na lodo
Y el lodo ta queda de repente hecho plores

Na todo el nisós pueblo no de encontrá más una
Mujer cual bos, tan bella, tan blanca como el luna
Cuando ta aparesé na pondo del bahía

Bos único el hermosa, bos único el grasiosa,
Ni más ni menos como el ángeles de rosa
Que ta na pies del Nuestro Señora de la Guia. . . . .


Jesús Balmori
Revista Filipina
1917

Referencias:

1.Diccionario Geográfico- Estadístico- Histórico de las islas Filipinas
Madrid, 1851 .Manuel Buzeta
2. Las Islas Filipinas en 1882: estudios históricos, geográficos, estadísticos .
Francisco Javier de Moya y Jiménez
3. El Campo de Bagong-Bayan es ahora La Luneta o «Rizal Park»
4. Spanish Contact Vernaculars in the Philippine Islands.  Keith Whinnom. 1956.
5. La Lengua Española de Filipinas. 2008. Antonio Quilis.

Sunday, September 15, 2013

La Oveja de Nathán (1922) - Segunda Parte


No hay nada como encontrar un libro hispanofilipino en una tienda de libros, porque usualmente hay la mar de libros en inglés, pero ningún libro en español. Uno de las mejores librerías para hallar obras filipinas, es la librería Popular, situada en la Calle Tomas Morato, Ciudad Quezón. La tienda tiene un ambiente agradable y uno se siente como transportado a un lugar solitario, alejado del caos y ruido de la ciudad.


Mi foto de la tienda «Popular Bookstore», 
situada en la Calle Tomas Morato, Ciudad Quezón.


El libro que todo el mundo dice “la cumbre de la novela filipina en español”, pero que casi nadie se ha leído, está disponible ahora.

Anteriormente, yo había estado buscando la novela olvidada Oveja de Nathán en muchos sitios sin suerte cuando por fin, me encontré el libro en esta librería.  El precio de venta de una edición de tapa dura es 2,200 pesos y de tapa blanda 600 pesos. Fue publicado en una edición bilingüe (castellano e inglés) en Julio de 2013, por medio del esfuerzo de Doña Georgina Padilla y Zóbel.

Aparte de esta tienda, se puede adquirir el libro en el Museo de Ayala, ubicado en la ciudad de Makati, y  también se puede comprarlo por Internet (vibebookstore.com)

Museo de Ayala


Durante un mes, todas las noches, después de la cena, yo leía el libro. Al contrario de muchas novelas modernas, la de Antonio Abad tiene un lenguaje formal y florido – rica en simbolismos y metáforas. A veces el texto es complicado de leer. Pero el libro no te aburre si te gusta leer la historia política de Filipinas o las costumbres sociales de esa época.  A través de sus personajes principales, Don Benito Claudio de Hernán González y Mariano Bontulan, el autor nos brinda su opinión y mirada crítica acerca del imperialismo norteamericano.

Aquí está el enlace de mi entrada anterior sobre el libro: La Oveja de Nathán (1922) El siguiente es otro fragmento de la novela. 
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Portada original de la novela
     Hernán González cerró lentamente la Biblia. Paseó una mirada en torno suyo y habló:

     —Ahora, más que nunca, está más lejos el día de nuestra libertad. Después de la guerra, América se ha hecho excesivamente poderosa. Como David, es temida de sus enemigos, y respetada de sus amigos. En los campos de guerra de Europa, afirmó rotunda su personalidad de potencia de primer orden, y ahora, en la embriaguez de su triunfo, desea afirmar todavía más esta personalidad, haciendo pesar su poder sobre aquellos pueblos, que por débiles, no pueden oponer una arrogancia a sus arrogancias. América lo tiene todo, pero no está satisfecha. ¿Qué no pueden alcanzar su dinero y su poder? Todas las naciones le deben; en cambio ella no debe a nadie. Todo se halla en manos de América. Alejandro Magno soñó un día con fundar un imperio universal, cuya capital fuera su reino de Macedonia; César, Carlomagno, Carlos V, Napoleón, todos los grandes tiranos, también quisieron empuñar el cetro del domino de toda la tierra. pero desde Alejandro Magno a Napoleón, todos han fracasado. En cambió América, con sólo el poder de su oro, ha realizado lo que ninguno de los capitanes de los siglos precedentes logró jamás, con la punta de sus aceros. ¿Qué le falta a América? Nada. Y sin embargo, teniéndolo todo, poder, riquezas, todo lo que puede desear una nación por satisfacer su vanidad, América priva de libertad a un pobre país pequeño y débil, que nada aprecia más en la vida que su misma libertad.  Se ha portado lo mismo que el rico de la parábola de Nathán que, teniendo muchos bueyes y ovejas, cuando un forastero llegó a su casa, le obsequió, no con las ovejas de su redil, sino con la única ovejita del vecino pobre y desvalido, de aquella cintura que “había crecido en su casa, entre sus hijos,” y era querida “comos si fuese hija suya.” ¿Quién será el nuevo profeta Nathán, que arrojará al rostro del moderno David la fealdad de su conducta? ¿Quién le dirá que de su casa no se apartará la espada de la muerte, amenazándole con el castigo del cielo, que atrae siempre toda injusticia y tiranía? ¡Nadie, Mariano, nadie! Juan de la Cruz es el pobre de la parábola de Nathán; Filipinas es la ovejita codiciada por el rico, su vecino. América, rica, poderosa, temida y respetada, quiere dar un banquete a sus amigos, para afirmar su poderío y su prestigio, y en este banquete obsequia a sus invitados con un magnífico lato, hecho con la carne y los jugos de una ovejita, arrebatada de un vecino inerme —el riquísimo plato de Filipinas, que es la corderita querida del infeliz Juan de la Cruz.


Antonio M. Abad
1922



Friday, August 16, 2013

India de Manila (1847)



Cada año cuando comienza el mes de agosto, el país conmemora «el mes del Idioma Nacional» (Buwan ng Wikang Pambansa). Irónicamente, muchos estudiantes piensan que sería prudente hablar inglés bien que tagalo para avanzar en la sociedad filipina. A menudo los políticos que no hablan inglés con fluidez han sido objeto de burla. El ex presidente Joseph Estrada y  el senador Lito Lapid son buenos ejemplos.


Si enseñaran el castellano en las escuelas públicas, sería la cuarta lengua para mucha gente después del idioma nativo de su provincia, y los dos idiomas oficiales (tagalo e inglés).  Es difícil dominar tres o más lenguajes igual de bien al mismo tiempo,  y como casi cada filipino es plurilingüe, es natural que muchas personas empleen elementos de varios idiomas cuando hablan entre ellos. A través de las redes sociales en Internet, es muy común leer comentarios en «taglish», el cual es la fusión de tagalo con inglés.  Es interesante resaltar que la mezcla de idiomas no es un fenómeno nuevo, porque durante el periodo colonial español, se hablaba un idioma criollo de forma generalizada en Manila.

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El traje que representa esta lámina es exactamente el de una india elegante de Manila. La peineta, la aguja del pelo, y los anillos de oro de color; el payo o sombrilla, el pañuelo de  crespón; la camiseta de piña o jusi; la saya de seda o cambaya, el tapis corto, como lo usan las más elegantes, de seda de Baliuag, y la chinela bordada, constituyen el verdadero traje de las indias acomodadas de Manila. Añadese a esto un pañuelo de piña bordado que llevan en su mano, y se ponen en la cabeza para ir a la Iglesia, recogiendo las puntas debajo de la barba.


No carece de gracia el castellano que hablan y al que se da el nombre de castellano de cocina, y el tonillo y suma languidez con que lo pronuncian. Duele conmigo este mi cabeza; dale usté con de aquel su pañuelo; ¡como no!; ¡mas que! y sobre todo el, usté cuidao, son expresiones que dan una idea del castellano que hablan los mestizos y los indios, no usando de genero ni numero en los adjetivos y pronombres, como suceden en tagalo; así es que lo mismo dicen este tijeras, y un punda por funda; además mudan casi siempre la “f” en “p” y la “p” en “f”,  lo mismo que otras letras, diciendo por ejemplo Pilifino por Filipino, cape por café, cabayo por caballo, buerta por vuelta. El yo, el, o usté cuidao, que se aplica todo, que para todos sirve, es sumamente expresivo. ¿Harás esto? Yo cuidao; ¿Cuánto vale esto? Usté cuidao; procura que no se vaya fulano, el cuidao, de modo que esta sola palabra, según como se aplica y la entonación con que se pronuncia, expresa todo un concepto, y sirve también para no decir nada que comprometa. 

José Honrato Lozano 
Álbum Vistas de las Yslas Filipinas
1847

English Translation

Saturday, July 20, 2013

Damián, el Cojo (1940)




Pasear por la Avenida Rizal era un placer del que disfrutaban los manileños en el pasado.  Este lugar, como la calle Escolta, fue durante los años 50 y 60, el destino principal para ir de compras. Aquí se podía encontrar tiendas de todo tipo, restaurantes, panciterías, y librerías. Sobre todo, la llamada «Broadway Manileño» se conocía  por sus teatros de estilo art deco.

Con la construcción del metro elevado (LRT),  la zona de la Avenida Rizal empeoró en vez de mejorar. Numerosos establecimientos han abandonado este lugar y los teatros cerraron sus puertas. La Avenida comenzó su decadencia y nunca se recuperó su antigua gloria.  Los que no conocen el distrito, llegan  asustados.  Creen que el lugar está superpoblado, sucio y lleno de carteristas.

Hoy en día la mayoría de la gente se va a los megacentros comerciales para ir de compras y entretenimiento.


La Avenida Rizal  es el escenario de la siguiente selección.   El autor del cuento, Benigno del Río, fue galardonado con varios premios literarios, incluyendo el Premio Zobel en 1936.  Fue encarcelado por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Escribió después dos obras acerca de sus experiencias: Siete Días en el Infierno y Estampas de La Ocupación

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Damián era la persona más popular de la Avenida Rizal. Damián vendía periódicos y participaciones del “sweepstakes” en la las abigarradas aceras de nuestro “Broadway” manileño.

Damián era un “medio ser.” Porque el popular vendedor  del periódicos carecía de piernas. Andaba sobre un par de patines. Damián había perdido sus dos piernas cuando trabajaba en una mina de oro de Baguio. Una explosión de dinamita le llevó las extremidades y la compañía le despidió con un par de miles de pesos, que el cojo invirtió acertadamente.

Damián tenía pocas necesidades. Era soltero y la poca renta que le producía su capitalito, le bastaba para vivir. Pero no podía acostumbrarse a vivir hecho un vago. Por eso se dedicó a la venta de diarios y loterías.

Damián, como queda dicho, recorría las aceras de la avenida Rizal mañana, tarde y noche. Le conocían en todas tiendas, restaurantes y cines. No era una belleza masculinea, pero rebosaba por todo su ser una simpatía arrolladora. Por eso vendía más diarios y participaciones que el resto de los vendedores de su “zona”.

Damián, el cojo, como le solían llamar, era algo poeta. En sus ratos de ocio solía leer toda la literatura que caía en sus manos. Y escribía versos, que enviaba al Taliba, Liwayway y Sampaguita y demás revistas de lenguaje tagalo. Y esto aumentaba unos peso más sus ingresos mensuales. Escribía escudándose en un pseudónimo, pues temía que llegaran a conocer su personalidad. Porque Damián siempre había sido muy tímido. Y la desgracia había aumentado esta timidez.



El cojo de la Avenida Rizal no había estado nunca enamorado. Ni aún cuando era un ser completo. Pero un día aciago se cruzo en su vida una mujer. La primera y la última. La vio entrar en un comercio japonés.  Y ya no salió más en todo el día. Damián hizo las correspondientes averiguaciones. Se llamaba Inday y trabajaba como despachadora de la tienda japonesa.

Inday no era guapa, pero tenía un cuerpo espléndido y lo que los americanos llaman “it,” atracción. Dentro de su modestia, vestía con elegancia y tenía una sonrisa encantadora, sonrisa que cautivó al cojo.

Damián se conformaba con ver a Inday entrar y salir de la tienda. Tenía presente las horas que abría y cerraba el comercio japonés y no faltaba un día para contemplar a la mujer que se había adueñado de su corazón. Y el pobre cojo sufría en silencio su tragedia. Hasta el día que vio por primera vez a Inday, la falta de piernas no le había preocupado mucho. Pero ahora ya era distinto. ¡Si él tuviera piernas!...

Si Damián tuviera las extremidades que había perdido en la mina, Inday llegaría a ser suya. pero un “medio ser,” como él era, no podía conquistar el corazón de Inday, ni el de ninguna otra mujer. Y por primera vez en su vida, Damián se sintió desgraciado. Y lloró, lloro amargamente su desventura, su desgracia.

Para mitigar un poco su tragedia, compuso versos, muchos versos, y se los dedicó a todos a Inday. Y eran tan bellos sus versos, que llamaron la atención y le pagaron mucho más por ellos. Aquellos versos salían del corazón sangrante del pobre Damián el cojo.

Inday recibió los versos que le mandaba Damián. Los primeros no los leyó. ¡ Es tan cursi eso de leer versos en estos tiempos! Pero los recibía tan a menudo, que despertaron su interés. Y los leyó. Y le gustaron a Inday. Y se interesó por su autor. pero ¿quién era? ¿Porqué no se presentaba?

Inday se ilusionó por su admirador desconocido. Se lo imaginaba joven, guapo e inteligente. Porque aquellos versos no los podía escribir otra persona que no fuera así. ¡Qué bellas eran aquellas poesías! ¡Y cómo debía de quererla su autor! Y por mas pesquisas que hizo, no dio con su enamorado anónimo.


Benigno G. del Río
Prejuico de Raza
Manila. 1940

English Translation